Una montaña nevada suele ser inspiración suficiente para cambiar el chip y dejar atrás todo el agobio urbano. Pero, a veces, se necesita algo más. De hecho, una jornada mal planteada en las pistas de esquí puede aumentar el estrés que ya se trae de casa, así que lasestaciones y los establecimientos turísticos del entorno están ofreciendo cada vez más opciones que permiten relajarse por completo. Estas son tres propuestas para desconectar entre paisajes en blanco:

YOGA A 2.000 METROS

Vallnord ha estrenado este temporada una actividad que permite practicar yoga al anochecer, a más de 2.000 metros de altura y con vistas a un paisaje de alta montaña, con el cielo plagado de estrellas. Antes, se asciende con raquetas de nieve hasta el restaurante del Pla de Cot, en el sector de Pal del dominio andorrano. Allí tiene lugar la sesión de Kundalini yoga y, una vez finalizada, se sirve una cena vegana.

“El lugar en sí es mágico, sin ruidos ni contaminación, ideal para relajarte y conectar contigo mismo, con tu interior, lo cual no es fácil hoy en día por el ritmo frenético que llevamos. Durante el paseo en raquetas ya empieza la classe de yoga, porque ya estás con una mente más calmada, respirando aire puro, observando el cielo estrellado... Y eso es meditar, estar en el momento presente”, resalta Giorgina Goñi, naturópata y yogui, quien dirige la actividad. Este tipo de yoga, explica, se orienta a la conciencia y tiene como objetivo equilibrar cuerpo, mente y alma.

TAICHÍ SOBRE ESQUÍS

No es la única técnica oriental que se puede practicar en una pista de esquí. En el dominio francés de Grand Tourmalet han inventado el Tai Ski, que no es otra cosa que practicar el taichí (un ejercicio físico-espiritual que nació en China alrededor del siglo XV como arte marcial y que ha ganado popularidad como técnica de meditación en movimiento) sobre unos esquís.

“Adoptamos gestos específicos del taichí e incorporamos ejercicios de visualización, respiración y de equilibrio, por lo que conseguimos mejorar el equilibrio, sentir más apoyo en cada curva y multiplicar las sensaciones de deslizamiento por diez”, apunta Cathy Breyton,campeona del mundo de esquí de velocidad en los años 80 y creadora de esta nueva modalidad. A los debutantes en el mundo del esquí, además, les sirve para perder el miedo y aprender a dominar el espacio en el que se mueven.

BAÑOS CALIENTES AL AIRE LIBRE

Para relajarse después de una larga jornada de esquí también vale, por supuesto, una sesión de espá. Algo cada vez más asequible, ya que la gran mayoría de hoteles de montaña han ido incorporando a sus servicios un centro de bienestar, que como mínimo suelen contar con yacusi, chorros a presión, sauna y salas de tratamientos.

El hotel El Lodge, ubicado en Sierra Nevada. Además de toda una serie de servicios enfocados al esquí (como su propia sala de alquiler de material) y una gran zona de espá, cuenta con una piscina de agua caliente y una bañera de estilo finlandés en el exterior, con vistas directas a las montañas nevadas. Lo mismo sucede en Balnéa, un centro termal situado muy cerca de la estación francesa de Peyragudes, a una hora en coche del Vall d’Aran. Dispone de varias salas inspiradas en diferentes tradiciones de relajación y bienestar, aunque sobresalen los baños japoneses: tres piscinas exteriores a 33, 37 y 40 grados de temperaturas con una panorámica abierta a todo el valle del Louron.