Ángel Dealbert fue uno de los jugadores que sacó al CD Castellón del pozo de la Segunda División B en aquella inolvidable tarde en Castalia de un 26 de junio de 2005, con aquel gol de Manu Bustos al Zamora que se guardó un hueco en la historia albinegra. Doce años después ha sido uno de los precursores de un proyecto que ha rescatado al Castellón de su peor momento. Y ahora quiere capitanear desde dentro del terreno de juego otro ascenso que ponga la primera piedra para el regreso al fútbol profesional. Todo el mundo le conoce, todo el mundo le aprecia y todo el mundo sabe de su carácter racial dentro del campo, pero había que presentarle oficialmente porque la ocasión lo merecía: El xiquet de Benlloc torna a la seua casa, torna al Castelló.

UN DILATADO CURRÍCULO

Sigue siendo el mismo. Parece que fue ayer cuando debutaba con el primer equipo. La misma sonrisa, el mismo gesto humilde, la misma ambición, las mismas ganas y la misma emoción que se le nota cuando habla de su CD Castellón. Lo único que ha cambiado es que ha jugado 49 partidos en la Primera División española en el Valencia y 51 en Rusia en el Krasnodar. Ha disputado Liga de Campeones y Europa League. 119 partidos en Segunda A y en una liga exótica como la de Emiratos Arabes. Tiene 34 años y una gran carrera a la espalda y regresa ocho años después para rendir un nuevo servicio al Castellón.

EL PAPEL DE ‘CAPO’

No le agrada oír aquello de que es uno de los capos de este proyecto, porque él sabe que le tocará trabajar como un obrero para lograr el ascenso. «Jefe no soy, somos unos cuantos los que queremos llevar el club donde debe volver a estar y mi primer objetivo ahora es jugar», explica.

«Después de pensar, pensar y pensar y darle muchas vueltas a la cabeza, decidí volver a mi casa. Han pasado ocho años desde que me marché y es evidente que han cambiado muchas cosas en el Castellón. Era una posibilidad que estaba y al final se ha dado».

Dealbert no será uno más, aunque él quiera serlo. Su currículo, su personalidad y lo que signfica para la afición albinegra le conferirán un papel diferente y con una presión añadida: «Soy consciente de la gran responsabilidad que tengo y asumo. No he firmado por un tema económico porque entonces no estaría aquí, pero vengo a aportar mi experiencia a este grupo».

El Castellón ha resurgido socialmente desde la marcha de David Cruz. «La gente ha respondido de forma maravillosa. Pero no me ha sorprendido porque sé lo que siente esta afición por su equipo. Este club tiene más socios que todos los de Tercera y Segunda B, más que muchos de Segunda A y que algunos de Primera», apunta con seguridad.

LA RESPUESTA DE LA GENTE

«9.200 socios no son para mí un peso, son un orgullo», añade sobre el enorme eco que ha tenido el nuevo proyecto en la capital. «Aún no estoy al cien por cien, pero poco a poco me voy encontrando mejor y acoplándome a mis compañeros y al equipo. Pero sobre todo la adaptación es mental porque vienes de categorías superiores», dice.

¿Qué pasaría por la cabeza de Dealbert si llega un oferta en invierno? La respuesta, clara: «Ahora no sé lo que puede pasar, como con cualquier jugador del equipo, pero puedo asegurar que mi cabeza está ahora solo en el CD Castellón».

DOBLE FACETA EN EL CLUB

La dualidad de su persona en el Castellón es otra de las cuestiones que debe resolver y el de Benlloch lo tiene muy claro: «Ahora estoy centrado en que el equipo gane y como jugador. Si después hay que hablar con la gente de arriba se hará. La responsabilidad es muy grande. Soy consciente de dónde estoy y cuál es mi papel».

Dealbert habla de la presión que supone jugar en el Castellón: «Sabemos lo que nos jugamos, pero es más bonito pelear para ganar que por perder, y el Castellón lo hará por ascender». «Lo vivimos durante cuatro años jugando el play off de ascenso a Segunda A, pero es otra historia aunque sabemos lo que hay y cuál es nuestro objetivo», concluye. Palabra de capitán.