No es lo mismo estar en la oposición que en el Gobierno. Rajoy les podría dar un curso acelerado de las diferencias, como ha demostrado en sus primeras decisiones, algunas ni mentadas en campaña electoral. No es lo mismo comprarse un pase de tribuna que dirigir un club. En la tribuna es fácil criticar, y hasta proferir alguna que otra expresión malsonante, igual que predicar desde las redes sociales cómo se deben hacer las cosas, con mejores o peores formas. En el palco uno se arriesga a ser epicentro de las iras. La responsabilidad es enorme para sacar adelante una SAD deficitaria y con problemas como el Castellón.

Desde el sábado, los miembros del equipo de Jiménez ya ocupan los sillones azules del Congreso. Su sitio estará ahora en el palco de Castalia y no en la tribuna. Y hasta es posible, seguro diría yo, que tendrán que empezar a dictar medidas impopulares como la reforma laboral o la subida de impuestos, valga el ejemplo extrapolado al CD Castellón. Ahora hay que gobernar un club que en los últimos años ha ido a la deriva en las áreas social, institucional, económica y deportiva.

Cuando a Blasco se le agotó su facilidad para el encantamiento verbal, su aureola de buen gestor se difuminó y nos dimos cuenta de que el fútbol solo era para él un instrumento; la mentira de Castellnou dio la vuelta a Castellón a la velocidad de la luz. Y nos dejaron un club arruinado, secuestrado y en Tercera. Ni auditoría ni la valentía de presentarse en la asamblea. Me lo esperaba. La cuestión es que, a la espera de sorpresas judiciales, que espero no se produzcan, existe un nuevo Consejo que presidirá Gasque.

Entre la afición existe una sensación entre esperanza e incertidumbre. Solo las ganas y la necesidad de que el Castellón empiece a funcionar amortiguan la parte emotiva negativa. Jesús Jiménez tiene una inmediata hoja de ruta que no se puede saltar. El primer tramo pasa por pagar las nóminas de los jugadores. La segunda, abonar los 500.000 € a los anteriores propietarios que figuran en el contrato de compra-venta que ha hecho suyo Forenia Capital por su presunto derecho preferencial. Ese será el primer golpe de efecto y que alejará definitivamente de la escena a Castellnou (Blasco y Osuna). Después, poner en marcha la ampliación de capital y estar preparado para cubrir la mayor parte de ella.

Luego viene el apartado institucional. Jiménez ha repetido que el dinero público no es esencial en su proyecto. El Ayuntamiento tiene una Concejala de Deportes que ha trabajado noche y día para encontrar soluciones para el club y ha demostrado agallas, albinegrismo y honestidad para defender el dinero de los ciudadanos. Begoña Carrasco solo accederá a conceder las ayudas si observa transparencia y credibilidad.

Y dejo para el final la paz social. Hay mucha gente agraviada por varios miembros del actual Consejo. Los insultos y menosprecios en redes sociales han dejado heridas. Yo soy uno de los afectados por diferir en la forma de pensar y actuar. Pero desde pequeño aprendí a perdonar y tender la mano, como he hecho públicamente. Es mi postura, pero no se puede exigir lo mismo a otros albinegros que se han sentido amenazados, coaccionados e insultados. Me lo han hecho llegar de forma personal. La obligación de Gasque y Jiménez, junto a otros consejeros y personas afines, es rebajar la tensión y pedir disculpas. Ahora están en el Gobierno. Y a la oposición también le pido que ejerza con coherencia y sabiendo que lo importante es el CD Castellón, por delante de personalismos y amiguismos. Jiménez tiene que cumplir con sus deberes y promesas. Yo le prometo que mi oposición no será ejercida a la española. Me apunto a un nuevo modelo encaminado a construir, pero también a escrutar lo que acontezca. No le pido que sea un mecenas, solo un buen gestor. Y espero que entre todos el Castellón vea la luz. Repito mi máxima: ni con Jiménez ni contra él, solo con el CD Castellón. H