Ganas de fútbol. Es lo que se respira en Vila-real después de una pretemporada entera sin partidos en el Madrigal, que cerró sus puertas el pasado 17 de mayo y las reabre esta noche en la segunda jornada de la Liga. Al estadio amarillo llega el Espanyol, un encuentro que el Submarino afronta con “la ilusión de ganarlo”, pero también con un recuerdo que invita a la cautela. “La pasada temporada nos ganaron de forma clara y contundente (0-3). Lo tendremos en cuenta para que no nos vuelva a pasar”, advertía Marcelino ayer, un día en el que no le llegaron buenas noticias con la confirmación de la baja de Bruno, que no obtuvo el perdón de Apelación.

Para intentar minimizar la ausencia de su capitán ante los pericos --que sí llegan con los examarillo Gerard Moreno, con muchas opciones de titularidad, y Hernán Pérez--, Marcelino recupera para el centro del campo a Jonathan dos Santos, tras su descanso en la primera jornada, aunque todo apunta a que serán la pareja Trigueros-Pina los encargados de dar equilibrio a la medular amarilla. El resto de la citación no difiere en nada de la del debut liguero en el Villamarín, que dejó sensaciones enfrentadas. La seguridad defensiva y el estreno goleador de Soldado chocó con la ausencia del habitual fútbol asociativo del equipo. “Salvo Nahuel, los cuatro puestos de ataque son nuevos y acoplar a todos estos futbolistas es difícil”, reconoce el entrenador groguet, que todavía tendrá que adaptar a un par más de jugadores ofensivos que deben llegar antes del 1 de septiembre.

Porque este estreno en el Madrigal también viene marcado por la ansiedad de la afición en lo que respecta a la llegada de refuerzos --central y dos atacantes, un delantero y un hombre de banda-- para acabar de apuntalar la plantilla. Una ansiedad que, sin embargo, y pese a la premura de tiempo --el mercado se cierra en cuatro días--, no parece afectar ni al club ni al cuerpo técnico. “Había dos opciones, completar el equipo rápido o más lentamente, pero con los jugadores que realmente queremos. En el club todos opinamos que hay que hacer un equipo para 10 meses, no para 10 días. El 1 de septiembre podremos hablar con más propiedad”, apuntaba Marcelino, obligado a ver desde uno de los palcos el debut en casa de su equipo por su expulsión en el Villamarín. H