Entre unas cosas y otras, este Castellón tiene bastante poco que ver con el que se quedó a 11 metros de regresar a Segunda B. A la postre, una quincena de futbolistas, de los que acabaron la temporada, se han visto obligado a emigrar, reduciendo la lista de supervivientes a apenas cinco. La remodelación del equipo ha sido absoluta, pero dentro de se importante lavado de cara, la medular es una de las líneas más cambiadas, aspecto acentuado por las recientes marchas de Meseguer al Atlético Saguntino y de Carlos López a l’Hospitalet. Marenyà se ha convertido en el nexo de unión entre esa sala de máquinas y la actual, entre fichajes y promociones.

El vila-realense, santo y seña de este Castellón (el capitán, no en vano, ha sido escogido como la imagen de una campaña de abonados que supera los 2.500 socios) está al frente ahora de un ramillete de futbolistas que deben hacer funcionar a un equipo que acentuará la posesión de la pelota. Jordi fue titular en el lejano arranque de la competición (hace dos semanas, con el obligado parón de la pasada semana por aquello del número impar de equipos del grupo VI); lo hizo al lado de Borja Gómez, un futbolista, sobrino del mítico Fernando Gómez Colomer (ahora, entrenador del Torre Levante, que apunta a equipo revelación), que trata de recuperar el tiempo perdido por culpa de las lesiones y que tiene poso de centrocampista con oficio aprendido en la cantera del Villarreal.

OTRO EN DISCORDIA // Lolo Ivars también tuvo minutos en el estreno de La Serratella. Se trata de otro talentoso jugador, que ha destacado en conjuntos alicantinos y que en cuanto se ponga a tono, amenaza con pelear con cualquiera por un sitio entre los escogidos. Con esa vitola también ha llegado Armando, quien habrá aprovechado este intermedio de la competición para los albinegros. El Valencia lo fichó para su filial, tras una buena campaña en el Tenerife B, pero la saturación de futbolistas de este perfil en el Mestalla desencadenó su llegada a Castalia, en forma de cesión. Un medio trabajador, como lo es Marc Albalat, llamado a enarbolar la bandera de la cantera, sobre todo ahora que se han producido dos salidas de impacto como las de Meseguer y Carlos López, cuyas sombras aún son alargadas. Casi tanto como la de Castells, quien también dejó su impronta en las dos campañas a las que perteneció al equipo.

Una sala de máquinas que tendrá la misión de hacer funcionar a un equipo que, después del mencionado parón, le esperan dos adversarios de aúpa, como son el Novelda y el Ontinyent, para calibrar su prestaciones. H