El Villarreal continúa jugando con la luz apagada en las áreas, tanto en la propia como en la ajena. Dos minutos de horror defensivo le condenaron en San Paolo. Pero su inoperancia y la falta de lucidez, tanto en la creación de acciones ofensivas como en la culminación de las pocas que se generan, volvieron a dejar a cero su casillero de goles a favor. La derrota en Nápoles limita sus opciones de pase a la siguiente ronda y las deja a expensas de una machada y de mantener los brazos en alto para pugnar por esa tercera plaza que permite el acceso a la Europa League. El traje de la Champions le viene ahora muy grande al Villarreal.

Y eso que el Napoli fue menos fiero de lo esperado, pero el Villarreal fue más débil y vulnerable de lo que una competición como la Champions requiere. La fragilidad defensiva que manifiesta el equipo amarillo es como un mal sueño para Garrido. La pesadilla reapareció otra vez en el San Paolo. La primera llegada con medio peligro del rival concluyó en gol. No es la primera vez que ocurre esta temporada. En solo dos minutos el Submarino hincó la rodilla, merced a dos errores de bulto de la zaga. En el primero Zapata dudó al trazar la línea del fuera de juego y Hamsik lo tuvo muy fácil para batir a Diego López.

Ni siquiera la petición de posición ilegal del eslovaco --que no lo estaba-- justifica la falta de sincronización defensiva. El 2-0 subió al marcador en un balón mal defendido en la medular, pero en el que Lavezzi sacó los colores a Gonzalo al superarle por velocidad con la misma suficiencia que un fórmula uno lo haría con un utilitario. El argentino cometió un penalti de libro. Cavani no perdonó. El Napoli nunca lo tendrá tan fácil para ponerse con dos goles de ventaja en un torneo tan elitista como la Champions League. Y continuó poniendo a prueba la vulnerabilidad atrás con envíos largos que perseguían poner el dedo en la llaga del Villarreal.

CAMBIOS // Garrido reaccionó rápido y con acierto. Si la presencia de Zapata como lateral ya es una señal de que el técnico tiene claras las carencias de su equipo, la reubicación de Bruno en el eje de la zaga con la entrada de Camuñas en sustitución de Gonzalo, apuntaba claramente con el dedo que el Villarreal tiene un serio problema en su defensa.