Una de las obsesiones, en el buen sentido de la palabra, en las oficinas de la Ciudad Deportiva del Villarreal se encuentra en el estado del césped del Madrigal. El principal artífice de que la hierba del estadio se asemeje a una alfombra en cada partido de los amarillos como locales es Vicente Alpuente, que ejerce desde hace más de ocho años el cargo de jefe de mantenimiento de instalaciones deportivas en el club.

Con el título nacional de entrenador de fútbol en su haber, su carrera siempre ha estado ligada al deporte rey. Llegó a debutar en Segunda División B y en su trayectoria como futbolista pasó por equipos como su Puzol natal, África Ceutí, Alzira, Acero o Meliana. Su última experiencia estuvo en El Puig, donde tras colgar las botas ejerció como encargado de las instalaciones del Ayuntamiento de esta localidad. Allí comenzó a empaparse de todos los conocimientos necesarios para mimar la hierba de un campo de fútbol, lo que le valió en el 2006 para fichar por el Villarreal.

“Allí conocí el césped en líneas generales, pero la exigencia de una instalación municipal no tiene nada que ver con la de un equipo de élite”, reconoce el protagonista. Y es que en el Villarreal tiene que cuidar un total de tres campos de césped natural en la Ciudad Deportiva, más el del Madrigal. “Aquí hice un máster en un tiempo récord. Al principio busqué asesoramiento en la empresa Royal Verd, que se encarga de diferentes campos como el del Barcelona o Espanyol”, recuerda.

INFLUENCIA INGLESA // Para Vicente Alpuente, “el primer año fue el más duro”, pero a base de dedicación y trabajo consiguió “cambiar la estructura de los campos para que consiguieran estar en un estado óptimo”. Y así, hasta hoy: “Los que vienen al Madrigal aseguran que tenemos uno de los mejores campos de toda Europa, y a mí como me gusta ver instalaciones de otros equipos, creo que es cierto”. Su principal inspiración está en el fútbol británico: “Me fijo mucho en la Premier, para mí son los número uno en esto e intento aplicar todas sus novedades en el club. El otro día me dijeron que soy un jardinero español al estilo inglés”, añade.

No solo a Vicente Alpuente le ocupa y preocupa que el Villarreal tenga unas instalaciones de cinco estrellas. Fernando Roig y Marcelino “están igual de concienciados que yo con el tema. Marcelino es comprensivo, pero quiere que se haga bien el trabajo. Sabe que es imposible que esté siempre al 100%, pero intentamos que se mantenga siempre por lo menos al 90”, reconoce.

TODA UNA REVOLUCIÓN // El jefe de mantenimiento de instalaciones deportivas en el Villarreal adelanta que “el año que viene puede haber alguna novedad importante” en su parcela. Para ello, para seguir mejorando día a día, reconoce que no cuenta las horas en el reloj: “A las nueve estoy todas las mañanas en el Madrigal, después llego a la Ciudad Deportiva y trabajo el tiempo que haga falta”. Y es que para Vicente, este empleo es mucho más que eso: “En el club todos nos sentimos partícipes de los resultados, todos somos importantes”.

El encargado admite también que “los jugadores me dicen continuamente lo que está bien o lo que podemos cambiar. Eso hace más fácil nuestro trabajo, porque nos da información para saber dónde tenemos que mejorar”. Al margen de los comentarios de cuerpo técnico y futbolistas, el equipo de trabajo de este departamento cuenta en el Madrigal “con tres luces de crecimiento, 36 ventiladores para retirar humedades, una tripleta y una máquina de cortacésped”. Además, en cuanto al personal humano, “contamos con una persona siempre en el Madrigal, más otras cuatro en la Ciudad Deportiva. Para los partidos también contratamos a dos más, por lo que somos ocho”.

UNA ‘TRETA’ DE CHAMPIONS // La labor de Vicente Alpuente es que el césped siempre esté en las mejores condiciones posibles. Bueno, siempre no: “En las semifinales de Champions contra el Arsenal, desde el cuerpo técnico me dijeron que no regara mucho el campo... De hecho, en cuatro días no lo podamos y tampoco lo regamos antes de jugar. La verdad es que surtió efecto, ellos eran un equipo muy rápido y se les quedaba el balón atrás”, rememora. H