La castellonense Raquel González Ruano es la primera mujer árbitro que ha llegado a Primera División en el fútbol sala. A sus 36 años, encadena ya tres temporadas en la máxima categoría y asegura con su imborrable sonrisa que le queda cuerda para rato. “Ojalá pueda seguir hasta los 45, que es cuando nos jubilan”. En su primera campaña, ya dirigió una semifinal de Copa en el Palau entre Barça e Inter -“es como un Barça-Madrid, una pasada”-, al margen de impartir justicia en la final de un Mundial femenino.

-¿Cómo se lleva eso de ser pionera en 1ª?

-Tampoco lo piensas mucho. Sé que pueden venir después miles de mujeres árbitro, pero yo siempre seré la primera.

-¿Y la gente, cómo se lo toma?

-Al principio se sorprenden, parece que no haya visto nunca una mujer. Empiezan diciendo cosas bonitas, pero después ya se acuerdan de mi madre, pobrecita…

-¿Afectan mucho los insultos?

-Tienes que separar el árbitro de la persona, entender que insultan al árbitro y no a Raquel, porque si no se pasa mal. Yo la verdad es que disfruto mucho con lo que hago, si no lo dejaría.

-¿Cuál ha sido tu partido más difícil hasta la fecha?

-El primero de todos, que lo tuve que suspender porque los jugadores se empezaron a pegar entre ellos. No me ha vuelto a pasar. Fue en el Chencho y el informador me dijo que los tenía bien puestos. En la pista lo llevé bien, pero recuerdo que me metí en el vestuario asustada y esperando que no fuera siempre así.

-¿Cómo ves la salud del fútbol sala provincial?

-He arbitrado hace poco el Inter-Peñíscola en Segorbe y fue un partidazo. El Peñíscola tiene un equipo muy joven. El Segorbe acaba de subir a Segunda B y es un gran club. Cuando voy a allí la gente siempre noto que me tienen cariño.

-¿Cómo se lleva eso de estar rodeada de tanto hombre?

-Ya me he acostumbrado. Acabo de hacer las pruebas en Madrid; había más de 80 hombres y yo la única mujer poniendo glamour. Me tratan muy bien, me siento como una reina.

-¿Por qué no hay más mujeres árbitro en el deporte profesional?

-Muchas priorizan otras cosas como el ser madre, pero yo ni lo soy ni tengo proyecto de serlo. Me gustan mucho los niños, pero los de los demás.

-¿Supone un problema su sexo también en las pruebas físicas?

-Cada vez son más duras, casi nos piden que seamos atletas, aunque como el deporte es mi única adicción y voy todos los días al gimnasio o a correr, las supero siempre sin ningún problema.

-¿Se puede vivir siendo un árbitro de fútbol sala? Sus compañeros del fútbol ganan unos 20.000 euros al año…

-Pues para los de fútbol sala ya puedes quitar ceros. Esto es vocacional, no puedes hacerlo por dinero. Es cierto que es una ayuda para sobrevivir, pero nada más.

-¿Y a qué te dedicas para llegar a fin de mes?

-Ahora en verano estoy de camarera en el Grao. Me ha dicho mi madre que aproveche la entrevista para pedir trabajo (sonríe), pero sé que las cosas están mal. H