Durante cinco minutos el equipo de Velázquez se descompuso y el conjunto asturiano, en su primer tiro a puerta, marcó el 1-0. Con este resultado tan injusto se llegó al descanso. El equipo, eso sí, se levantó de este revés.

REACCIÓN VISITANTE // El gol no varió la dinámica del choque. El Villarreal continuó manejando la pelota y desplegado en el campo rival, mientras que el Sporting se mantenía agazapado entre una mezcla de miedo, respeto y una ostensible falta de autoestima.

Julio Velázquez fue valiente y sustituyó en el descanso a Lejeune, que había mostrado muy buenas maneras, por Toribio. Su idea era nivelar las fuerzas en el centro del campo a costa de asumir riesgos en defensa con una línea de tres formada por un inconmensurable Mellberg, flanqueado por Mario --que realizó un derroche de facultades físicas--,

y Jaume Costa. Todo continuó igual pese a la inferioridad numérica del Villarreal. El Sporting no jugó como lo haría un aspirante al ascenso y siguió encerrado en su campo ante el enfado de su afición, que veía como peligraba el triunfo pese a enfrentarse a un Villarreal con 10 jugadores.

Y como viene aconteciendo esta temporada, a los amarillos les costó abrir la lata de un enemigo que se dedica a cerrar espacios y apilar jugadores en defensa. Con ese guión el partido parecía dirigirse al empate cuando Cavenaghi se topó con la figura de Cuéllar, que cayéndose arrastró la pierna con una buena dosis de fortuna y evitó el tanto.

El Sporting de Gijón se encomendaba a su suerte, la misma que le permitía mandar en el marcador en un partido en el que siempre fue a remolque. La imagen de dos jugadores rojiblancos sacando un córner y perdiendo tiempo con descaro a 10 minutos del final era un reflejo de cómo se puede ganar un partido siendo tremendamente inferior.

Una dura entrada a Gerard Bordás de Sangoy dejó durante casi ocho minutos al Villarreal con nueve jugadores en el campo. El Sporting lo aprovechó para apuntillar al Submarino con un gol del propio Sangoy que sorprendió a Juan Carlos. Ni el Villarreal hubiera soñado perder jugando de la manera que lo hizo, ni el Sporting encontrarse con un triunfo que nunca mereció y que se podría interpretar como una victoria de falsas expectativas, porque ayer fue un muñeco en manos del equipo amarillo. El Villarreal sigue creciendo como equipo. Sí, pero no hay que tener una venda en los ojos y le sigue faltando más precisión en ataque y en algunos momentos mayor agresividad. H

Es muy complicado jugar tan bien y obtener como premio la derrota. El Villarreal convirtió el partido en el Molinón en un monólogo y acabó sin voz para protestar por la injusticia que había vivido en sus propias carnes.

Si alguien no estuvo en el estadio del Sporting, sería imposible que le contaran que un equipo dominó de principio a fin a su rival, incluso en inferioridad numérica, y concluyera el encuentro con un 2-0 en contra. La primera hora de los amarillos fue fantástica. Posiblemente de lo mejor que se ha visto este año en Segunda. Pero el Villarreal lo tuvo todo en contra y una vez más no supo traducir en goles su superioridad.

Hasta resultaba increíble que el árbitro no viera como a Cani le estiraban la camiseta como un chicle a los cuatro minutos de partido en el área asturiana en un penalti tan nítidamente claro que no se entiende cómo el colegiado pudiera obviar la acción.

El Villarreal lo bordó tanto en el juego defensivo como en la creación. Generó un buen ramillete de ocasiones y daba la sensación de que en cualquier momento iba a dejar visto para sentencia el partido. Hasta que el árbitro expulsó a Bruno en una acción tan injusta en la estética como punible con el reglamento en el mano. El de Artana fue víctima de un acto reflejo al intentar dar una patada a Carmona; lo hizo casi sin fuerza, pero le tocó. El resto lo puso la habilidad en la actuación del jugador del Sporting, que sirve de atenuante pero no justifica la acción del centrocampista de Artana, quien pidió perdón a la conclusión del partido consciente de que había perjudicado a su equipo. El Villarreal se quedaba con 10 en el minuto 35.