Una de las premisas para el ascenso es no fallar en El Madrigal. Y se está cumpliendo. Cuatro de cuatro y 17 de 21 puntos. Cifras de récord en Segunda División. Sin embargo, más importante que la victoria fue la imagen que ofreció el Villarreal ante el Córdoba (2-0). A la seguridad defensiva se unió una mayor verticalidad y un juego de menos toque pero de mayor intensidad y profundidad. Un Submarino más rápido y con una velocidad de crucero superior.

Velázquez supo hacer sus deberes y tomó nota de los defectos de Las Palmas. Otro aspecto a destacar son las buenas prestaciones físicas de este equipo que corre y corre sin que sus pilas se agoten. Ese es el camino.

El técnico amarillo le cambió la fisonomía a su bloque. Dinamismo, velocidad y una transición más rápida en ataque fueron los pluses que el míster adicionó a la estética del equipo amarillo.

La ausencia de Marcos Senna y los problemas físicos de Manu Trigueros obligaron a un cambio de cara. Posiblemente esa era la disculpa, porque no se sabe si también su intención estaba ya orientada para presentar otro plan diferente al habitual.

El Villarreal jugó con tres puntas cuando tenía el balón en su poder (1-4-3-3). Gerard Bordas y Hernán Pérez abiertos a las bandas acompañaban a Fernando Cavenaghi, delantero centro de referencia. En el repliegue defensivo, el dibujo se transformaba en una ubicación más solidaria en la presión de los dos teóricos extremos y se rediseñaba en un 1-4-1-4-1.

MAYOR VELOCIDAD // El velocímetro del Submarino marcaba unos registros superiores a los habituales. La pelota ya no se dormía en las botas de los locales y llegaba al área rival hastiada de tanto toque artificial y sin sentido. El balón corría con rapidez y los jugadores groguets exhibían una agresividad y una actitud distinta a otros partidos. El problema, como viene siendo habitual en los rivales, fue la sobremotivación del Córdoba.

El conjunto andaluz cerró bien los espacios en el centro del campo con una presión agobiante sobre la posesión del balón.

El achique de espacios del Córdoba generó muchas dificultades, aunque el Villarreal lo combatió con un movimiento más veloz del balón y acortando la tenencia en las botas del esférico.

El Submarino jugó a un gran nivel. Era un conjunto muy distinto al que mereció perder en Las Palmas. Pero no estaba solo y delante se topó con un rival fuerte y con un buen concepto del juego. No obstante, el peor enemigo del equipo de Velázquez era una vez más su imprecisión en la definición. Cavenaghi dispuso de dos oportunidades de esas con las que sueña un delantero para hacer bien su trabajo. Bruno le dejó solo ante el portero en un duelo cara al sol entre ariete y guardameta, pero el argentino se ofuscó ante tantas facilidades. En la segunda, el asistente fue Jaume Costa, pero el tiro cruzado de Cavenaghi se perdió fuera.

En los albores del primer tiempo el árbitro no vio como penalti un derribo de Cristian a Jaume Costa. El gol se resistía.

No descendieron las prestaciones amarillas en la segunda parte. Las baterías de los locales son de larga duración. Este equipo ha aprendido a correr con y sin balón. Y no desciende la intensidad de su trabajo. La puesta a punto en el apartado físico es óptima.

Joan Oriol conectó una volea a la salida de un córner que olía a gol. Primer aviso. El segundo llegó de Jaume Costa. El asedio del Submarino era constante, pero chocó con el ordenado entramado defensivo del Córdoba, que apenas inquietó a la zaga rival.

Atrás el Villarreal no mostraba fisura alguna, asentado en una pareja de centrales que no realiza concesiones y que muestra oficio. Musacchio y Mellberg compaginan con eficacia la elegancia y la sobriedad. Ni un solo fallo en toda la tarde. Juan Carlos ejerció de guardaespaldas en la única ocasión de Rennella en un balón muerto en el área pequeña.

LA REACCIÓN // Velázquez movió piezas porque el buen juego no tenía reflejo en el marcador. Pandiani, a poco de salir, gozó de su oportunidad, como preámbulo a su segunda intervención del partido. Un tiro del uruguayo fue repelido por el meta cordobés y Hernán, muy oportuno, lo envió a la red. El joven internacional paraguayo ponía un brillante broche a una notable actuación.

El guaraní se encuentra en el proceso de cocción un futbolista que posee cualidades para ser una estrella, pero que tiene que corregir algunos defectos puntuales como ser más generoso en el último pase y más preciso en la definición. Pero le sobra genio, desequilibrio, capacidad de trabajo, velocidad, potencia...

El Villarreal es un conjunto diferente con él en el campo. El 1-0 tardó en llegar, pero valió la pena, el Madrigal lo celebró con pasión. Esta temporada se vive un ambiente más entregado con el equipo en la grada.

Y la locura llegó con el 2-0 de Uche al filo del descuento. Los goles del nigeriano también le hacen falta al Submarino para el ascenso. Ayer se le recuperó para la causa. Y el conjunto amarillo suma y sigue. 17 puntos de 21 posibles. Son números de campeón. Ayer se disfrutó con un equipo con alma de ganador. H