El Villarreal sigue sin ganar fuera de casa, mostrando sus carencias ofensivas desde la lesiones de Rossi y Nilmar. El problema se acrecentó cuando, a los cuatro minutos, voló por los aires la imbatibilidad de Diego López de los últimos tres partidos y el solitario tanto de Marco Ruben no sirvió para puntuar ante uno de los teóricos equipos que deberían competir por Europa con el Submarino. Para más inri, el árbitro se volvió a tragar un penalti a favor de los amarillos. Y si faltaba algo, Garrido acabó envuelto en sus propias urgencias con decisiones tardías y, posteriormente, precipitadas. Le costó sacar un segundo delantero y luego acabó colocando a Gonzalo de delantero para buscar el fútbol directo.

El Villarreal es ahora un equipo bisoño al que le falta veteranía y también futbolistas de calidad para romper un partido. En estos momentos, es más formativo que competitivo. Anoche, la distancia con la zona noble creció, mientras que el descenso se halla a solo dos puntos, aunque con varios conjuntos como colchón, evitando que, al menos al ver la clasificación, entre ya el pánico.

El cuadro amarillo no entró con buen pie en el envite. Garrido mantuvo los pilares del equipo titular de Múnich con la entrada de Gonzalo por Marchena y la ubicación de Ángel como mediocentro en lugar de en el interior derecho, con De Guzmán de regreso a la periferia y Hernán Pérez pegado a la cal de la banda izquierdo. Borja Valero escoltaba a Marco Ruben como un falso delantero. El Submarino buscaba el repliegue ordenado y la salida al contragolpe. El Málaga imprimió un ritmo altísimo, pero basado en la rápida circulación de la pelota. El estilo habitual de buen trato del esférico, pero ejecutado a más revoluciones. Garrido se ha empeñado en que la recuperación de la autoestima y de los valores del juego del Villarreal pasa ineludiblemente por la estabilidad defensiva. Así había sido en los tres últimos partidos de Liga.

GOLes TEMPRANEROs // En La Rosaleda, el dique de contención saltó por los aires a los cuatro minutos, en una acción a balón parado bien ejecutada por Cazorla y que Demichelis remató de cabeza a las mallas, aprovechando una cómoda interpretación de la defensa zonal en los saques de esquina por parte de los amarillos.

La calidad y el dinamismo de Cazorla anestesió a sus excompañeros, que deambulaban como almas en pena ante el vendaval costasoleño. Pero los efectos del cloroformo duraron solamente 15 minutos. Justo hasta el instante en que Bruno tocó el despertador y robó una pelota en la medular que marcaba el inicio de una rápida contra a tres toques, con Borja Valero de intermediario y Marco Ruben como finalizador de la jugada que concluyó en el momentáneo empate a uno.

Pero el Villarreal no solo había logrado la igualada, sino que también consiguió engancharse al encuentro y refrescar su imaginación en la creación. Velocidad y precisión alertaban a los más nostálgicos, ante la atenta mirada de Pellegrini y Cazorla, de que el Submarino rescataba su ADN.

Otro contraataque bien ejecutada por los amarillos concluyó con un evidente penalti de Demichelis a Marco Ruben, pero Carballo Velasco miró hacia Marbella y no quiso saber nada. La actitud y la agresividad de los amarillos, junto al empaque de gran equipo del Málaga, deparaban un partido atractivo y abierto. No obstante, cuando se estaba viendo la mejor versión del Submarino, Isco recogió oportuno un rechace de Diego López a tiro de Rondón y puso otra vez por delante a los andaluces con el final de la primera parte llamando a la puerta.

En la segunda mitad, el Málaga evidenció más galones que el Villarreal. Garrido decidió sacar a otro chaval de la cantera como Moisés por un De Guzmán demasiado despistado y frío. Pasaron los minutos y Garrido se mantenía agarrado a jugar con un solo punta. El Málaga perdió a Toulalan por expulsión cuando aún restaba un cuarto de hora, aunque Garrido movió fichas demasiado tarde y sacó a Joselu en el tramo final, con Gonzalo reubicado de delantero a la desesperada.

PARADÓN DE CABALLERO // El nuevo empate pudo llegar en un extraordinario lanzamiento de falta de Borja Valero, pero Caballero voló para dejar al Villarreal muy tocado. Ya no hubo más.

El encuentro terminó decidiéndose por pequeños detalles, pero éstos no fueron los protagonizados por el Submarino. H