La primera gran sorpresa del Mundial de Rusia llegó en la cuarta jornada. Alemania, la vigente campeona, la selección perfecta que doblegó a Messi en Maracaná y ridiculizó a Brasil hace cuatro años, estrenó la defensa de su estrella con un revolcón ante México (0-1). En el estadio Luzhniki, la poderosa selección de Joachim Löw sufrió un revés. Le quedan los duelos ante Suecia y Corea para resarcirse, pero corre peligro.

Las lágrimas de los entusiastas mexicanos que abarrotaron el estadio moscovita eran clarificadoras. Lloraban de emoción. Su selección, siempre generosa y solidaria, se impuso a ese bloque que parecía indestructible hace cuatro años. Pero el fútbol no tiene memoria. El tiempo avanza y Alemania, pese a seguir siendo una excelente formación, ha perdido referentes como Lahm, Schweinsteiger y Klose. Otras de sus estrellas están o rondan ya la treintena. Es el caso de Hummels, Boateng, Özil y Müller. La campeona se ha hecho mayor, pero nadie debería enterrarla. El desafío de repetir título, algo que no se logra Brasil en 1958 y 1962, se ha puesto cuesta arriba.

El Canta y no llores retumbó ayer por toda la capital rusa. ¡Qué afición tan maravillosa es la mexicana! Más de 40.000 aficionados acompañaron a la Tricolor. Conectaron bien con los germanos conformando una fiesta total de colorido y buen rollo, un ejemplo de lo que debe ser siempre un partido de fútbol.

LA PUNTILLA DE ‘CHUKY’ / México jamás se amilanó. El profesor Osorio planteó con inteligencia el partido y encontró a Hirving Chucky Lozano como su héroe. El extremo del PSV Eindhoven recortó de forma magistral a Özil y causó el éxtasis en las gradas al batir a Neuer (min. 35). Y Alemania se mostró impotente.