Emilio Alzamora tiene 44 años, los últimos 12 los ha pasado, día a día, noche tras noche, pegado a Marc Márquez. Campeón del mundo de 125cc en 1999, con Honda, ahora disfruta, aunque sufre mucho más de lo que se divierte, viendo cómo su pupilo se adueña del motociclismo mundial por su arrolladora personalidad, sonrisa y determinación.

-Ha sido más duro que nunca, ¿no? Todos los títulos tienen mucho mérito, pero este tiene un valor añadido que, pienso, no se ha destacado: se ha producido en una temporada de cambios, de transición, en Honda, que aceptó la propuesta de Marc de cambiar la configuración del motor pasando del 'screamer', donde las explosiones se producen con la misma frecuencia durante el giro del cigüeñal, al 'big bang' (explosiones más irregulares, pero entrega de potencia más dócil), que ya llevaban nuestros rivales. Eso hizo que Marc, el equipo que dirige Santi Hernández y todos los jefes de Honda, de Yoshishige Nomura a Tetsuhiru Kuwata, pasando por Teruaki Matsubara, el ingeniero de motores de Marc, tuviesen que hacer un trabajo extraordinario, excesivo diría yo.

-A Marc se le llegó a caer el pelo. Insisto, era un reto increíble. Empezamos por detrás de todos y hemos acabado siendo campeones. Esa tensión genera ansiedad e, incluso, piensas que tal vez no lo lograrás. Pero cuando tú ves trabajar a Marc día a día, ves cómo se entrega su equipo y ves cómo le apoya Honda, crees que no hay imposibles. Todos tenemos claro que Marc es un regalo del cielo, que genera felicidad en su entorno, en las carreras y en los aficionados. Para todos nosotros es un privilegio trabajar para y con Marc. Si algo tiene Marc y su equipo es que jamás, jamás, se dan por vencidos. Era evidente que todos compartían el riesgo adquirido por Marc al pedir el cambio de concepción de motor, pero había que hacerlo, no podíamos seguir con el tradicional. Se la jugaron y han vuelto a ganar.

-Se le cayó el pelo y él se cayó más que nunca, hasta 27 veces. Si no tienes la velocidad punta de los demás, si no tienes la aceleración de los demás, el tiempo te sale si arriesgas, y mucho, en las apuradas de la frenada, en la entrada y paso por curva, ahí es donde Marc era bestial. Y, claro, es ahí donde se producen las caídas. Pero la tesis de Marc sigue siendo válida: arriesgo viernes y sábado para conocer los límites de mi moto y tener una moto ganadora el domingo. Impecable. No hay nada que decirle. Bueno, yo ya he dejado de darle consejos. Lo conocí con 12 años y, ya entonces, sus reflexiones me parecían de un adulto de 30 años. Un prodigio, vamos.

-¿Tanto le ha sorprendido Marc? No lo digo yo, lo dicen todos. No hay piloto con más talento, pero es que no hay piloto con más fortaleza mental. Y sigue siendo el mismo niño de siempre. Trabajador, humilde, mima a su gente, a su equipo, comparte su amor por las motos con sus fans, sabe ejercer de líder y sabe representar a su marca. Todo en Marc es auténtico, empezando por su sonrisa. Nada de lo que se ve es impostura. No se puede fingir ser Marc, es imposible, todo en él es natural.

-¿Ha tenido que frenarle mucho? Ya he desistido. Mire, hace un par de años creía que se excedía en todo. En su entrenamiento, en su entrega, en su manera de arriesgar, en su pilotaje, en su sinceridad a la hora de plantear las cosas... Pero he desistido. Tiene razón en todo. Yo estoy aquí para ayudarle, para lograr que Honda le dé el mejor material y que él se sienta rodeado de los mejores. ¿Consejos? Pocos, la verdad. Mi misión es que me note a su lado cuando haya problemas. Ya tengo poco que decirle, de verdad. El campeón es él.

-Y sobre el riesgo que asume. Me remito a su frase: si te quedas en el sofá de casa, el riesgo es cero, desde luego, pero no mejoras, no aprendes, no elevas tu nivel.

-¿En algún momento durante el año vieron imposible el título? Si usted trabaja con Marc, si le ve en el día a día, la sensación que tienes es que has de darlo todo porque para él no hay imposibles, por más lejos que estés del primero. Con Marc y el equipo que dirige Santi (Hernández) nunca puedes dar por perdido un título ¡jamás! Lo han demostrado.

-Supongo, no sé, que si alguien conoce el límite de Marc es usted. No lo sabe ni él, ni lo busca. Cuando dice que no piensa en los récords ni en acumular títulos, está diciendo la verdad, como siempre. Yo llevo 12 años junto a él, media vida, él tiene 24 años y seis títulos mundiales ¿sabe qué le digo?, que todo lo que venga a partir de ahora es un regalo. Los números, los títulos, las victorias, son consecuencia del trabajo bien hecho, de disfrutar de su pasión, de vivir feliz con los suyos, así que mi obligación es intentar que la atmósfera alrededor de Marc siga siendo la que es, la que le hace feliz.

-Marc no es un piloto con ego. Marc es lo que se ve. No tiene doblez. No engaña. No tiene necesidad de fingir. Honda ha tenido pilotos, campeones, sí, con muchísimo ego. Pilotos que se creían que estaban por encima de la moto. A Marc no le cuesta reconocer que, cuando ha tenido una moto superior, ha ganado por ella; como tampoco le cuesta a Honda confesar que Marc ha puesto muchas veces de su parte aquello que le faltaba a su moto. Son un equipo y así se comportan. Marc es un piloto que hace equipo y que piensa mucho en la compañía para la que trabaja, porque conoce mejor que nadie lo importante que es tener toda una fábrica detrás de ti.

-Les veo toda la vida en Honda. Marc jamás olvida que Honda fue quien le dio la oportunidad de debutar, de ganar, de conseguir títulos en MotoGP. Para Marc, Honda siempre será la primera opción, siempre.