El Villarreal deberá estar atento en los primeros compases. Es, precisamente, en el inicio de los encuentros en los que el Córdoba viene mostrando una buena puesta en escena. Los problemas aparecen cuando llegan los contratiempos y los errores: entonces cae y se queda sin reacción.

El colista cuenta con buenos jugadores, pero ha evidenciado una falta de liderazgo, en la que también ha influido los constantes cambios técnicos. Romero viene utilizando un 4-3-3 que en la fase defensiva muta a 4-1-4-1. Alterna la salida aseada de la pelota con un juego directo --habitual-- que nace desde el propio portero, aunque improductivo porque arriba no hay un claro referente en el juego aéreo. El Córdoba no ofrece un gran juego combinativo dado el perfil individualista de sus jugadores de mayor calidad y sí bastantes deficiencias en el plano defensivo, sobre todo en la ocupación de espacios.

En la portería Juan Carlos vuelve a ser titular, un meta de buenos reflejos pero irregular en la toma de decisiones en las salidas. Gunino, en la derecha, es cumplidor en su tarea defensiva; y Edimar es un zurdo de un alto nivel técnico destacando la calidad de sus centros. Ante las bajas, el eje debe ser para Luso, solvente en el juego aéreo defensivo y ofensivo, y Crespo, rápido y anticipativo.

Krhin es el eje del equipo, un volante mixto y competitivo. Es la base de un triángulo en cuyos vértices superiores aparecen Cartabia, zurdo incisivo con excelente pase y golpeo, y Abel, que aporta un poso de veteranía. En la banda derecha aparece Bebe, extremo de gran alzada y zancada poderosa, y vertical; mientras que en la zurda el Córdoba tiene dos opciones: Ghilas --punta o segundo punta aguerrido-- o Heldon --de grandes recursos pero más preciosista que efectivo.

Como referencia arriba, Florin Andone es la revelación: fuerte, carácter y facilidad para encontrar posiciones de remate. Es la pieza más adelantada de un equipo con buenas individualidades y una aceptable propuesta colectiva, pero sin poder de reacción. H