A punto de llegar al ecuador del ejercicio, Escribá pasó revista en La Tribuna, programa de Televisión de Castellón Mediterráneo.

--¿Cuál es su balance?

--Es complicado ir por nota, porque depende de los rivales; de tu esfuerzo y el de los otros. La cuarta posición se nos está poniendo difícil, pero quedan 60 puntos y tiempo de sobra para recuperar el poco terreno perdido.

--¿Cómo lleva las bajas?

--Nos ha condicionado, nos hemos quedado cortos en ataque. Estamos bien armados y a nivel de juego no estamos mal, pero en los últimos 30 metros no estamos teniendo la misma llegada. En Riazor casi ni tiramos a gol.

--¿Qué es lo que más añora?

--No tenemos ahora un 9 de referencia. Contamos con Soldado y Bakambu pero, por circunstancias, no están. Roberto volverá en marzo tras una lesión y no estará en plenitud de condiciones hasta los últimos seis u ocho partidos; y Cédric disputará la Copa de África hasta mediados de febrero. Es como si al Barça o al Madrid le quitaras a los dos que más goles marcan. No tengo un 9, con eso tengo que lidiar todos los días, y deberé seguir haciéndolo.

--¿Busca el club a ese ‘9’?

--El mercado de enero es complicado. Un jugador bueno te cuesta dinero o el equipo no lo suelta; otras veces no juega y viene sin ritmo. Si hay una buena opción, el club no la cerrará, tenemos una ficha libre. Si echamos algo de menos, es un 9, un delantero que sepamos que siempre está en el área... Nos debemos adaptar. Por eso insisto en la gente de la segunda línea, aunque no estoy descontento: han marcado todos, es lo que nos está sosteniendo. Los malos momentos de gol los estamos pasando con una buena organización defensiva. El equipo tiene que ser más eficaz.

--¿Puede haber salidas?

--Es una decisión del club. Hay una ficha libre: si solo llega uno, no tiene porqué salir nadie, a mí no me gustaría que se fuera alguien. Nadie me ha dicho que se vaya a ir. Si se quedan los 24, estaré encantado. Es lógico que N’Diaye esté en el mercado: puede pensar que el año lo está perdiendo. Vino con la idea de ser central, pero pienso en él en el centro del campo y ahí estoy contento, pero con Rodri hemos encontrado una perla. Si sale algo que es bueno, se le escuchará. No tengo ninguna queja de él.

--De usted se dice que no es un entrenador muy valiente...

--Soy el primero que, tras un partido, he dicho que nos hemos equivocado, que no vimos esto… El sábado cambié a Pato por N’Diaye; yo quería ganar al partido, pero no teníamos ningún cambio para ganarlo y no había que perderlo. Me gustaría haber mirado al banquillo y haber hecho otro cambio. En Eibar nos equivocamos por todo lo contrario: hicimos un cambio ofensivo y nos marcaron el 2-1 a la contra, me fui con la sensación de que el partido lo había perdido yo.

--También que siempre usted es políticamente correcto...

--No quiero transmitir esa sensación: es que yo soy así, aunque puede que haya compañeros más histriónicos. La gente me dice que soy un tipo muy normal, y lo soy las 24 horas del día.

Además, estuve siete años de segundo entrenador, y eso te da mucha cercanía con el vestuario. A estrellas mundiales les he dicho cosas realmente duras, pero se las dije bien y hoy en día me siguen enviando mensajes de alegría cuando gana el Villarreal: siendo jugadores top, me han escrito alegrándose por mí.

--¿Cómo se siente en el Villarreal? ¿Podría renovar?

--El ambiente en el día a día es muy divertido: ya veis en los viajes el buen ambiente que rodea al staff, nos hemos sentido muy cómodos desde el primer día. ¿Renovar? Que se me entienda: no me preocupa nada, porque el club está haciendo lo más importante, que es renovar a los futbolistas: renovar a Trigueros, Mario, Asenjo... es estupendo porque da tranquilidad al futbolista, esa es la primera piedra. No voy a exigir nunca nada, ni aunque fuésemos primeros, no es importante. Cuando acabe el año, o nos damos la mano o si estamos contentos, pues seguiremos trabajando. No va a ser un tema que, para mí, esté encima de la mesa.