El Villarreal no siempre ha ido sobrado de líderes formados en sus categorías inferiores. Desde la llegada a Primera, el club tuvo que importar durante mucho tiempo a ese perfil de futbolista capaz de hacer funcionar al equipo desde el centro el campo, ese motor que tampoco rehuye mirar hacia su propia área cuando las circunstancias obligan.

Desde los primeros tiempos, con Amor, Galca... hasta la llegada de leyendas como Marcos Senna o Josico, o apuestas que no llegaron a cuajar como Battaglia, la entidad amarilla buscó fuera lo que hasta entonces no podía formar en su incipiente cantera o, en caso de aparecer, no encontraba suficiente confianza en el primer equipo como para asentarse, como le sucedió a Verza, que no encontró en Pellegrini el apoyo suficiente para dar continuidad a un prematuro debut en el primer equipo, todavía con 16 años.

BRUNO INICIA EL CAMINO

El siguiente mediocentro de la cantera ya fue Bruno. Mucho más maduro que Verza, con 22 años, dio el salto al primer equipo en octubre del 2006. Ya nada ni nadie le movería. El ahora capitán se convirtió desde aquel momento en un espejo para todos los chavales que aspiraban a jugar en el Submarino e instauró un modelo de futbolista que ha tenido un protagonismo especial en la cantera grogueta, que empezó a convertirse en una escuela de grandes mediocentros, la mayoría de los cuales triunfan en el propio Villarreal.

Evidentemente, las líneas maestras de la metodología futbolística que se sigue en la Ciudad Deportiva de Miralcamp, en la que se prima el gusto por el fútbol de toque y de calidad, ha tenido mucho que ver en la eclosión en los últimos tiempos de clones del capitán del Villarreal, aunque cada uno de ellos con sus toques de distinción individuales.

LOS 12 MINUTOS DE ALEIX

Solo un año después de que Bruno reingresara, ya de manera definitiva, en la escuela del club (2003), un niño procedente de Ulldecona ultimaba su matriculación en la academia del Villarreal. Aleix García fue cumpliendo todas las etapas formativas, hasta debutar, poco antes de los 18, a las órdenes de Marcelino. No tuvo más tiempo que apenas los 12 minutos en San Mamés (mayo del 2015) y un par de partidos en la Emirates Cup del siguiente verano para lucir su clase en el último escalón del Villarreal. Una millonaria oferta del Manchester City le llevó de camino de una Premier en la que ahora pelea, a las órdenes de Guardiola, para hacerse un hueco.

MANU Y RODRI, REALIDADES

Antes de que Marcelino diera conocer al gran público al mediocentro de Ulldecona, el asturiano dio un empujón definitivo a Manu Trigueros para que el 14 fuera lo que es hoy: uno de los mediocentros más cotizados de la Liga. La Segunda le sirvió de aprendizaje y banco de pruebas para adquirir todas las habilidades de un pivote moderno, sacrificado y, a la vez, con llegada. El último mediocentro licenciado en la universidad del Villarreal ha sido Rodrigo Hernández, que con Escribá —sobre todo en la segunda parte de la pasada temporada— ha obtenido los minutos necesarios para adquirir confianza en sus posibilidades. En los últimos meses ha conseguido hacerse un hueco en Primera y llamar la atención de Celades, que ha confiado en él para ayudar al actual semifinalista del Europeo sub-21, España.

Tal es su margen de mejora que Rodri centra gran parte de los esfuerzos en los despachos del club, que quiere blindar al madrileño antes de que algún gran club europeo caiga en la tentación de llevarse al último gran mediocentro forjado en Miralcamp.