En Moscú empieza este domingo el Mundial para España. En Moscú, y ante el anfitrión, esa Rusia que empezó de maravilla en su torneo aunque después decayó, arranca el partido que delimitará la frontera del "bien y del mal" para La Roja. Un equipo zarandeado por sus propios errores, sentado como se lleva en el diván de la autocrítica y, sobre todo, de la crítica, sintiéndose incomprendida. Pero les pertenece a ellos acabar con tanto ruido, especialmente en el tormentoso tránsito de Lopetegui a Hierro. Con De Gea y Diego Costa y nueve más.

"Tenemos claro el plan", comenzó el ‘provisional’ seleccionador español, a quien se le pedía que usara el bísturi para diseccionar a un equipo que no tuvo identidad ante Marruecos. Pero, a medida que iban pasando los días, Hierro fue meditando ese plan. Y antes incluso de que el balón se ponga en en el estadio Olímpico de Luzhniki. El plan es sencillo en la palabra. "Debemos minimizar los errores, tenemos que ser inteligentes”, proclamó el técnico, quien luego trazó el primer paso de ese manual para llegar a los cuartos de final del Mundial.

Lanzó un apasionado canto al "optimismo" para espantar tantas dudas. "Sabemos lo que queremos. Hay plena confianza en los nuestros. El equipo ha entrenado a un gran nivel", comentó Hierro, quien quiso transformar las críticas recibidas en una oportunidad única para reinvidicarse.

"Esas dificultades de las que habla todo el mundo las cambiamos por confianza y ser positivos, pensar que todo sale bien", subrayó el seleccionador español, quien no perdió ni un segundo de su tiempo en abordar asuntos negativos. No usa Hierro un coach mental como sí tenía Lopetegui. Tampoco le hace falta. En estos últimos días en Krasnodar ha detectado que el ambiente se había enrarecido. De ahí su aparición en la sala de prensa del Luzhniki. "Nos hemos tenido que levantar cinco veces en este Mundial. Y el equipo se ha levantado".

"METER A FUEGO"

Habló Hierro de "los dos momentos" ante Portugal, de "otros dos con Irán" y, por supuesto, del golpe final que le había endosado Marruecos, segundos antes del valiosísimo gol de Iago Aspas. “Tenemos muchas cosas para pensar en ser optimistas", contó el seleccionador, recordando a sus jugadores que "se tienen que meter a fuego" que lo único que importa es lo que suceda este domingo "a partir de las cinco de la tarde".

Es, por lo tanto, la frontera de la verdad, lo que marcará realmente de que es capaz esta España en la que Hierro no tiene previsto introducir muchos cambios. Recibida la herencia de Lopetegui, apenas ha intervenido el exjugador del Madrid. Si acaso Koke por Thiago y falta saber si Silva deja su puesto a Marco Asensio o, incluso, a Saúl, que no ha jugado ni un solo minuto. Lo que necesita España es arropar con fútbol ese apasionado alegato a favor del optimismo, como reclama Hierro.

Tras analizar las fortalezas de Rusia, un equipo "físico", según Hierro, que tiene "mucha altura y mucha variedad en las acciones a balón parado", volvió al punto de inicio que realmente le interesaba. Empezó el seleccionador a jugar antes incluso de que el balón ruede sobre el césped ruso. "¿Qué le digo a mi sobrino?", le preguntó un periodista. "Dile que el equipo estará metido, estará concentrado y que lo vamos a intentar. Y que saldrán 11 jugadores que se van a dejar la vida para que España continúe".