El morbo está servido. Si el inesperado cambio en el banquillo del Castellón no había generado tantos ríos de tinta --como dirían los clásicos--, todavía no ha escrito su último capítulo. Manu Calleja debutará el domingo como entrenador albinegro bajo la atenta mirada de su predecesor, como el cántabro se ha referido en las ruedas de prensa a Frank Castelló, que tiene previsto asistir al partido en Novelda. Además, con la particular situación de ambos, pues el bocairentí difícilmente habrá llegado a un acuerdo económico con el club, con lo que Calleja no podrá sentarse en el banquillo. Incluso podrían ver el partido en asientos contiguos en La Magdalena o separados por escasos metros.

No está siendo plácido la transición entre un técnico y otro. Está claro que el único culpable de la increíble destitución de Castelló (no por más sabido, deja de ser sorprendente: el valenciano se marchó dejando a su equipo segundo, con una racha todavía vigente de 16 jornadas sin conocer la derrota) fue David Cruz. Calleja cumplió con lo que se espera de un entrenador en paro: aprovechar la llamada de un club que todavía destila atractivo para tomar el relevo de su colega.

EL DESENCUENTRO // Sea como fuere, parece que ambos chocaron en la primera y única vez que se vieron las caras e intercambiaron unas impresiones, en las entrañas de Castalia. Castelló, sensibilizado con su despido y arropado en su destierro en el Bar Albinegre por decenas de aficionados, criticó a su sucesor en el banquillo y, al día siguiente, en la rueda de prensa de presentación, Calleja también mostró su desacuerdo con las palabras de Castelló. El desencuentro era un hecho.

En otras circunstancias, como ha sucedido --por desgracia, a menudo, debido a las veces que el Castellón ha cambiado de entrenador en los tiempos más recientes--, una transición más tranquila hubiese posibilitado un diálogo entre el viejo y el nuevo técnico, encaminado a que aquel facilitase la llegada de este. Más aún cuando el que se va pasa por ser uno de los mayores conocedores del fútbol autonómico y el que llega nunca ha dirigido en el grupo VI de Tercera. No obstante, ese cruce de declaraciones hacen prácticamente imposible esta escena, aun a través de una llamada telefónica. El lunes, sin ir más lejos, Calleja todavía enviaba otro de esos mensajes con lo que, entre otras cosas, obstaculizaba cualquier intento de negociación para plasmar esa transición sin sangre. Es decir, para que uno acepte firmar las condiciones su finiquito y el otro pueda ocupar su sitio ya en el banquillo.

ESTANCADO // Precisamente, esta situación, la habitual, está lejos de producirse. El club está todavía lejos de convencer, en términos económicos, al técnico que comenzó la temporada, con lo que a la vez que defiende sus intereses, perjudica a su heredero.

El Castellón tiene varios encuentros de margen para poder regularizar esta tesitura, pero a partir de un cuarto partido, ya deberá pagar una multa.

Por lo tanto, el morbo está servido. ¿Qué harán si el domingo se ven las caras en La Magdalena? Pase lo que pase, será al menos curioso el debut de Calleja bajo la atenta mirada del entrenador al que ha venido a relegar...