Mientras Frank Castelló se despedía en la cafetería que hay frente al estadio, Manu Calleja dirigía su primer entrenamiento en Castalia. Lo hacía a puerta cerrada, sin ser visto, puesto que no hubo rueda de prensa de presentación y el club, a instancias de un guardia de seguridad, impedía el acceso incluso al aparcamiento que da acceso a los vestuarios. La situación del cántabro es cuanto menos irregular, en palabras de su antecesor.

El bocairentí venía con una carpeta del Colegio de Entrenadores de la federación valenciana, donde ha pedido asesoramiento a la hora de denunciar al club (así es el formulismo, aunque es David Cruz quien le echa) por un despido que él estima «improcedente». «Ha habido una irregularidad en lo de los motivos disciplinarios. El sábado recibo [de Cruz] un correo electrónico con dos ficheros: uno, con fecha del 22 de diciembre, donde dice que estoy desprestigiando al club, que le estoy difamando...; y otro es el documento del despido diciéndome que ya me había notificado esa cuestión disciplinaria, cuando no es verdad», ahondó Castelló. Al parecer, para que un club pueda aducir razones disciplinarias a la hora de destituir a un entrenador, debe haberle abierto tres expedientes previos. Algo, que en este caso, no se ha producido.

El técnico que deja al equipo segundo, con una racha abierta de 16 partidos sin perder, comentó que había tenido tiempo de cambiar impresiones con su sustituto. «Sí, he hablado con Manu Calleja», apuntó. «Nos hemos cruzado en el pasillo [de Castalia]. Me ha dado la mano y me ha dicho que son cosas del fútbol; y yo le he respondido: Que no te pase».

No solo comentó esta incidencia, sino que le envió un mensaje no demasiado amistoso: «Ahora estoy pendiente del Colegio de Entrenadores y de empezar todo el proceso. Continúo siendo el entrenador del Castellón, hasta que no firme el finiquito; aunque haya otro, cosa que no nos dignifica a nosotros como entrenadores».

Así, pues, otro proceso abierto (llegar a un acuerdo con Castelló podría llegar a los 10.000 euros, suficiente para pagar una nómina a la plantilla) que, de resultas, perjudica el aterrizaje de Calleja, a quien el Cruz quiere aislar de este nuevo movimiento sísmico que él mismo ha provocado.