Vital. El Villarreal B se reencontró con la victoria en el mejor momento posible. El filial amarillo se impuso a domicilio a un rival directo por eludir el descenso a Segunda B, el Guadalajara, y corta así la mala racha que le había llevado a sumar dos derrotas consecutivas. Sin duda, una bocanada de aire para un equipo muy joven que tiene talento como para estar mucho más arriba en la clasificación.

Y eso que el encuentro empezó con susto para los pupilos de Julio Velázquez. No en vano, en el minuto 8 el colegiado del partido, el castellano-leonés Valdés Aller, señaló penalti de Pablo Iñiguez sobre Aníbal, pero el disparo de Ernesto, que salió demasiado centrado, lo detuvo Mariño. Es el segundo penalti consecutivo que para el guardameta gallego, ya que en la pasada jornada ante el Alcorcón ya le detuvo el lanzamiento a Quini.

LESIÓN DE PABLO ÍÑIGUEZ // La mala noticia es que Pablo Íñiguez, que reaparecía tras una lesión muscular, se volvió a lastimar en la jugada previa a la pena máxima y tuvo que abandonar el terreno de juego. Mala suerte para un futbolista que en el Villarreal C ya demostró tener un enorme futuro por delante y al que las lesiones no le están dejando mostrar su potencial.

El Villarreal B apretó los dientes en los últimos compases de la primera mitad, botando varios saques de esquina y metiendo a los morados en su área. Así, el premio llegaría en el minuto 44, justo cuando tras un error de Barral en el área al tratar de despejar, Moi se quedaba solo ante Saizar, batiéndole por bajo. Fantástica definición la del 9 amarillo, que no se puso para nada nervioso pese a su juventud.

En la reanudación, los guadalajareños salieron, como es lógico, a por todas. Los locales atacaban a tumba abierta y los amarillos lanzaban contras letales gracias a la velocidad de sus delanteros, que esta vez sí que demostraron estar más afinados que en el partido de la pasada jornada ante el Alcorcón en el Mini Estadi.

SENTENCIA AMARILLA // La sentencia definitiva llegó en el minuto 69 del encuentro. David Fernández marcó en propia puerta cuando trataba de ceder la pelota a su porter ante la presión asfixiante del delantero onubense Joselu, que remachó a la red cuando la bola ya había traspasado la línea. Un desafortunado gol que bien podría dársele al atacante amarillo, ya que fue él quien provocó el fallo del zaguero rival.

Aunque muy tocados por esta contrariedad, los locales lucharon hasta el último minuto en busca del gol, pero los amarillos tomaron el centro del campo y mataron el partido. Este resultado permite al Villarreal B respirar, pero no debe confiarse, ya que el descenso sigue a un punto. H