Si ganas consecutivamente las dos etapas más duras de este Tour, ambas en los Alpes y la última en Alpe d’Huez, ya no hay dudas, para demostrar quién es el mejor ciclista de la ronda francesa.

Por algo lleva el jersey amarillo. Por algo tiene a todos los rivales y a su compañero y supuesto jefe de filas, Chris Froome, a más de un minuto y medio. Geraint Thomas no va de farol. Thomas no es un gregario al que le han prestado el maillot amarillo de líder. Es un firmísimo candidato para ganar en semana y media la grande boucle en París.

Si la etapa de La Rosière fue bonita, la de ayer en Alpe d’Huez fue sensacional, el arte convertido en ciclismo, con ataques, con desfallecimientos y hasta con incidentes que no tendrían que producirse, como el motorista que tiró a Nibali o el espectador que intentó agredir a Froome.

El Tour está loco y de esta locura no solo viven los ciclistas; eso sí, al ritmo del Sky que tiene, sobre todo, a tres corredores sobresalientes: a Thomas, que va tan fuerte que ni siquiere necesita traicionar al jefe; a Froome, que quiere y no puede, y a un diamante en bruto, Edgar Bernal, que va para primera figura mundial.

En un Alpe d’Huez, con sus 21 curvas plagadas de leyenda, con los holandeses animando a Dumoulin, la principal amenaza del Sky, resurgió Mikel Landa, para dejar claro que es el jefe de un Movistar, donde Valverde ya lleva dos etapas entregado y donde a partir de ahora Nairo Quintana deberá convertirse en ayudante de su compañero, que intentó ganar aún sin fuerzas.

la caída de nibali / Francia vibró con Romain Bardet, que intentó una y otra vez, desvirtuar el trabajo del Sky e irse a por la etapa. Italia sufrió con un Nibali que injustamente fue apartado del grupo de favoritos por una moto policial que circulaba por lugar equivocado de la carretera.

Y, sobre todo, el ciclismo español recuperó la fe en el Movistar, equipo que desde el kilómetro cero trató de cuestionar el infinito dominio del Sky con Alejandro Valverde y Andrey Amador fugados y después en la Croix de Fer con Marc Soler buscando una debacle que no llegó a producirse.

MIKEL LANDA, TOCADO / Una vez más quedó demostrado que fue una pena la caída de Landa camino de Roubaix, porque sin dolores en la espalda sería otro. Y también que Quintana ha perdido esa chispa infinita en la montaña que lo convirtió en el mejor escalador del mundo.

Colombia, sin embargo, pudo saltar de alegría con un Bernal que llama a la puerta de los mitos del país cafetero, donde está Quintana, siguiendo las hazañas de Lucho Herrera y Fabio Parra. Fue impresionante la escalada que realizó en los primeros cinco kilómetros de Alpe d’Huez. Todos sufriendo a su estela y conduciendo a Thomas y a Chris Froome a un ritmo endiablado.