Acabado el partido, el marcador del Camp Nou aún registraba el rotundo 6-1 para el Bar- ça que saludaba con alegría la llegada de los cuatro delanteros: Messi, Suárez, Dembélé y Coutinho coincidieron juntos en el once inicial. Empezaron y acabaron la noche en que el 10 se reinventó. «Nos encontramos a un Barça voraz, quizá ese gol de Portu ha despertado a la bestia», manifestó resignado Machín, el técnico del Girona.

La bestia se desató, transformándose en un huracán y firmando otra actuación de museo donde dejó detalles inéditos. A Messi, tras ese eléctrico gol de Portu, se le vio tan enfadado que agitó al Barça en un escenario nuevo. Nunca había jugado con Dembélé y Coutinho a la vez. El francés ocupaba la banda derecha dando profundidad y regate, además de una valiosa velocidad. Coutinho tiende a orientarse hacia el centro para asociarse con Messi, pero buscando ese pico izquierdo del área para aportar al Barça otro recurso. Su delicado derechazo en el 5-1 queda como prueba de que puede contribuir al tiro a media distancia, faceta solo explotada por el argentino.

El Barça apenas ha marcado el 4% de sus goles desde fuera del área. Cinco de 98. Se cuentan rápido: cuatro de Messi (tres de falta) y el de Coutinho.

El del sábado fue su doblete número 112 con el Barça. En otros 39 partidos marcó tres goles o más. Pero Messi vive más feliz cuando por delante suyo se mueven más delanteros además de su vecino Suárez. En los cinco últimos partidos, el Barça había logrado solo seis goles (dos de Suárez, uno de Piqué, Alba, Coutinho y Rakitic), los mismos que endosó al atrevido Girona en 90 minutos. El bajón se le puede atribuir a Messi, porque pasó una pasajera crisis que atajó en Londres.

Leo se apuntó otro récord: el de asistencias en toda la historia de la Liga. Suma 149 pases de gol. Además de marcarlos, los regala. Entre él (22 goles) y Luis Suárez (20) decidirán el pichichi.