Tercera victoria lejos del Madrigal de forma consecutiva. Décimo partido consecutivo de la era Marcelino sin conocer la derrota. Y goleada cómoda en un escenario complicado como Anduva. Es la demostración de fuerza de un Villarreal que pone la directa hacia Primera. Este equipo ha aprendido a sufrir y a desenvolverse en el fango de Segunda. El Villarreal compite, pelea, defiende con uñas y dientes cuando toca y ofrece un fútbol cinco estrellas si la ocasión lo permite. El 1-5 final no deja lugar a dudas.

Marcelino volvió a tunear al Villarreal. El escenario y el rival requerían modificaciones, porque no es lo mismo jugar en el Madrigal ante el Recre, que hacerlo en Anduva, un campo estrecho y con algunas irregularidades y con un oponente que utiliza un fútbol más rudimentario.

La alineación presentó cuatro cambios respecto al último encuentro, alguno un tanto sorprendente, otros no tanto y que llevaban implícita la adaptación al hábitat de Miranda. La reubicación de Dorado en el lateral entraba en los planes lógicos de un intento de contrarrestar el juego aéreo del oponente como sucediera en Guadalajara. La titularidad de Aquino era una cuestión del estado físico del mexicano porque el azteca es hoy por hoy indiscutible por su explosividad, habilidad, potencia, trabajo y aportación al juego defensivo y ofensivo. La presencia de Canteros, el gran desconocido de esta temporada, sí que se podría catalogar como una decisión inesperada. El argentino demostró ayer que su ostracismo ha sido muy injusto. La suplencia de Uche se podría interpretar como un toque de atención al punta.

Nadie puede relajarse en este equipo y además Gerard Moreno ha respondido con buenas actuaciones cada vez que ha sido titular. En Anduva volvió a hacerlo.

Al Villarreal le costó adaptarse al estilo del partido. No se sintió cómodo ante la presión y la intensidad que le metió el Mirandés al juego. Los burgaleses cogieron el mando con una transición eléctrica, cambios de orientación buscando la espalda de los laterales, el dinamismo de Muneta y la peligrosidad de De Cerio en el ataque, que fue un incordio constante para Musacchio y Mellberg.

Durante el primer cuarto de hora, el Villarreal apenas pasó de la línea de medios. No obstante, los amarillos mantenían la concentración y nunca le perdieron la cara al partido. Los dos puntas del Submarino dieron las primeras muestras de peligro con un tiro a la base del poste de Perbet y un remate de cabeza de Gerard. El Villarreal sacaba las garras, ante un Mirandés conectado. Los burgaleses se adelantaron en una jugada de manual, con De Cerio caído a banda y Muneta rematando con acierto al fondo de la red.

Pero la diferencia de este Villarreal y el de la etapa anterior a Marcelino es que nunca baja la guardia. En solo cuatro minutos se volteó el partido. El empate llegó en un centro de Mario sobre el área que Caneda se introdujo en su propia portería. Un golpe de fortuna, pero también de perseverancia. El empuje de Aquino por la banda derecha empezó a gestar la acción del 1-2, aderezada de una genialidad de un talento natural como Cani. Y al filo del descanso, una contra dirigida otra vez por el misil mexicano no acabó en el 1-3 porque Perbet no anduvo fino en esta ocasión.

MONÓLOGO AMARILLO // La segunda parte fue una dictadura del Villarreal, salvo el primer minuto en el que el Mirandés tuvo a su alcance el empate que evitó Juan Carlos. Después, el Villarreal explotó su amplio abanico de recursos, sin olvidar la seriedad defensiva y la solvencia táctica.

Las irrupciones por banda de Aquino rompieron una y otra vez el costado zurdo burgalés. Canteros dirigió con acierto la orquesta y Cani echó mano de su talento. En defensa, ni un error, y en ataque destacó el trabajo de Perbet y ese toque especial de gran delantero de Gerard Moreno. Precisamente el canterano, después de una cabalgada de Aquino, dejó en bandeja un balón de oro que el francés no perdonó y marcó el 1-3 que sentenciaba el choque.

El Villarreal acabó ganando cómodamente el partido. Pereira y Perbet redondearon una goleada que pudo ser más escandalosa que el 1-5. El Submarino entra en las 10 jornadas finales metido de lleno en la pelea por el ascenso directo. Hay que seguir sufriendo, pero este equipo ya ha aprendido como se vuelve a Primera. H