Era la carrera para un doblete de Ferrari, para acabar con ocho años de sequía de triunfos en casa. Los dos coches rojos partían primero y segundo, pero Lewis Hamilton extrajo la mejor versión de su enorme talento para acabar con el sueño de la Scuderia.

El chico de Tewin se deshizo de Sebastian Vettel en la primera vuelta y sentenció a Kimi Raikkonen a cinco del final. El inglés de Mercedes ofreció un exhibición de pilotaje al mismo tiempo que Vettel alargó su leyenda negra de fallos cuando la presión le acogota. El alemán se quedó último en su intento de resistencia al adelantamiento de Hamilton en el primer giro, pero pudo remontar hasta la cuarta plaza para minimizar daños en un Mundial en el que pasa de 17 a 32 puntos de desventaja frente a su rival.

La victoria del británico supuso también que Fernando Alonso, cuyo McLaren dejó de funcionar tras 10 vueltas, sigue siendo el último ganador de Ferrari en la mítica pista que solo dejó de estar presente en el calendario del Mundial en 1980, cuando fue Imola la que albergó el Gran Premio de Italia. Por su parte, Carlos Sainz acabó noveno.