Iker Casillas se marchó del Madrigal con una sonrisa de oreja a oreja. Él fue, sin ninguna duda, el protagonista del encuentro para los aficionados madridistas. Y esta vez en positivo, porque, aunque sea solo por unos días, enterró el eterno debate en la portería de su equipo. Después del sufrimiento que vive partido tras partido (Mourinho tiene que estar divirtiéndose sin parar mirando todo lo que sembró), esta vez le tocó vivir la cara positiva del deporte. Su buena actuación, su motivación desde el calentamiento (con el público aplaudiéndole y coreando su nombre), su jerarquía sobre el campo (mandando y colocando a los jugadores --se encendió gritando a Illarra--), dejaron constancia de que está perfectamente capacitado para ponerse bajo los palos calientes que supone hoy en día defender el arco blanco.

Al final del partido, después de contener toda su euforia (lo regaló casi todo entre los aficionados, guantes, camiseta...), hizo un análisis del encuentro y del eterno debate sobre quién tiene que jugar. “No me molesta, es bueno que hablen de uno”, ironizó el capitán, que también repasó el gran partido del Villarreal: “Nos costó mucho ganar, sabíamos que era un compromiso muy difícil y que mantener la portería a cero era importante, sobre todo para el club y los aficionados”.

“El Villarreal tiene muy buen equipo, un concepto de juego parecido en los últimos años y ya en la última visita al Madrigal lo pasamos mal, fue difícil”, recordó el portero titular de Ancelotti en Vila-real, que prosiguió desgranando las virtudes de su rival del sábado. “Esta vez también lo pasamos mal. El Villarreal tuvo muchas ocasiones y es muy difícil jugarles. Ellos llegaron mucho, pero estuvimos bien atrás y no encajamos ningún gol”, destacó Casillas. “Las rotaciones son positivas porque todo el mundo debe sentirse útil”, concluyó Iker. H