El número uno en el top ten del apasionante mundo de los trastornos de conducta en Pediatría es, sin duda, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

Actualmente, se están sentando unas bases sólidas para el diagnóstico y tratamiento del TDAH, donde la prevalencia se cifra en un 5%, con una abrumadora incidencia de 9/1 a favor del sexo masculino.

Tres síntomas guía caracterizan el TDAH: hiperactividad, impulsividad e inatención, causando deterioro significativo de la actividad social y académica del niño. Tanto el diagnóstico como el tratamiento deben ser multidisciplinares, ya que todo contará para sumar y obtener excelentes resultados.

La actuación conjunta de pediatra o neuropediatra, neurofisiólogo, psicólogo y logopeda, así como la implicación de familia y colegio garantizarán unos buenos resultados en el tratamiento del paciente. Actualmente disponemos de medios diagnósticos, desde la neurofisiología clínica: los potenciales cognitivos y la cartografía cerebral, que nos proporcionan no solo un diagnóstico positivo, sino que nos permiten llevar un control de la efectividad de la medicación que a todo paciente hiperactivo se le debe administrar en estos casos.

Nosotros, en el Hospital NISA Rey Don Jaime, realizamos esta prueba en todo niño que nos es remitido con sospecha diagnóstica de TDAH. El tratamiento médico, la alimentación, el apoyo psicológico, la utópica e inexistente en nuestros días adaptación curricular en el colegio, así como la actividad física individual o en equipo serán fundamentales para el correcto manejo del paciente con TDAH.

La actividad deportiva va a ser muy importante y favorecedora para su desarrollo físico y mental, además de facilitar su socialización e integración dentro del grupo, ya que estos niños tienen problemas para la práctica deportiva y participación en actividades grupales, por sufrir trastornos de la motricidad, pobre capacidad de atención, concentración y planificación, espíritu excesivamente competitivo, impulsividad, baja tolerancia a la frustración, que hace que entren en conflictos y discusiones frecuentes con los demás durante el juego, y tienden a romper las reglas y cometer más faltas. Esto hace que los demás tiendan a aislarlos y no les dejen participar normalmente en el juego.

A pesar de estos inconvenientes, es importante que el niño hiperactivo realice ejercicio físico y practique algún deporte, pero ¿cúal?

A unos les irá bien las actividades grupales (fútbol, baloncesto, balonmano, etc..), a otros les beneficiará el deporte en solitario o deportes que realizan solos, pero inmersos en un grupo o equipo con objetivos comunes, como pueden ser el ciclismo, tenis, artes marciales o natación.

Hay que animarles pues a practicar deporte. Eso sí, sabiendo canalizar su energía y su comportamiento, ¿quién sabe si en casa además de un niño hiperactivo no tiene un auténtico crack del deporte?

Si no, que se lo pregunten a los padres del supermedallista olímpico de natación Michael Phelps o a los del piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton, ilustres hiperactivos. H