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@josellizarraga

David Cruz ha hecho de la ilógica su lógica. Ni su conducta ni su manera de actuar se corresponde con lo que pudiéramos llamar pautas normales de comportamiento. Se ha acostumbrado a hacer lo contrario de lo que dice, pero sobre todo se ha convertido en un auténtico especialista en crispar al mundo albinegro. Nueve entrenadores, dos directores generales en apenas cinco meses, varios consejeros, una larga lista de jugadores y relaciones rotas con todos en apenas cinco años, desde que llegó este nuevo heredero de las miserias de Castellnou. Y cuando me preguntan cuál es el futuro del Castellón, ahora solo puedo responder no sé, porque no puedo descifrar lo que pasa por la cabeza de este destructor de positivismo llamado Cruz. Su palabra para mi tiene la misma duración que una barra de hielo en el puente de Triana de Sevilla en agosto a 50 grados de temperatura. Su problema es que en Castellón ya nadie le cree... ni le quiere, aunque él sigue remando en contra de todos y de todo.

El año empieza con la misma incertidumbre que concluyó el 2016. El día de Nochevieja viví un nuevo episodio de su ilógica. Un nuevo desaire. Recibí una llamada a las dos de la tarde que me aseguraba que Frank Castelló había sido destituido. Tenía comida de despedida del año con buenos amigos en el restaurante Rústico de Castellón. Les cuento a dos de ellos, Alejandro Mateu y Jorge Bellés, lo que me había llegado, pero les comentó a la vez mi extrañeza de que un día así al señor presidente del Castellón se le pueda ocurrir esta decisión. Mi primer instinto, pese a que les di la comida a mis compañeros, fue contrastar la noticia. Me costó localizar a Frank Castelló. Lo conseguí poco antes de las 16.00 horas y noté que se quedaba perplejo. Entre mí pensé que había hecho un poco el ridículo, pero mi obligación era verificar y él lo entendió así y con exquisita educación atendió mi disculpas. Pero algo le debió sonar mal porque me dijo: Espera un momento y haré una llamada por si no me han dicho nada, que tampoco sería de extrañar. Frank Castelló tardó unos minutos y con un tono un tanto alicaído me dijo que sí, era verdad, había constatado que había sido destituido como entrenador del Castellón.

Me quedé con mal cuerpo. Poco después, unos minutos más tarde de que desde mi móvil redactara y colgara en la página web de Mediterráneo la noticia como pude desde Rústico, el Castellón hacía oficial su destitución. Les puedo asegurar que si este informador no hubiese hecho la llamada, no se hubiera producido con tanta celeridad el comunicado oficial, porque también estoy en condiciones de decirles que los contactos con Manu Calleja venían de varios días atrás. Recuerdo que el CD Castellón siempre ha sido un club señor. Como le dije a Frank Castelló ha sido el entrenador de un club secuestrado por un hombre que hace tiempo ha perdido los papeles, pero lo ha hecho con señorío y una categoría personal que le honra. Y esto no va con el nuevo entrenador. Pero eso sí, vaticino que si tiene la personalidad que me cuentan, volverá a ser otra víctima de la lógica de la ilógica de Cruz. Pero no hay mal que cien años dure y hay que continuar peleando por liberar al Castellón.