El festín del Barcelona al Sporting (6-1) quedó eclipsado cuando, al término de la rueda de prensa, una vez había contestado a la última pregunta, Luis Enrique, por sorpresa, anunciaba que dejará el banquillo azulgrana a la conclusión de la temporada, fruto del desgaste de tres años intensos en el Camp Nou.

«No seré entrenador del Barcelona la próxima temporada. Es una decisión muy difícil para mí, muy meditada y muy pensada, pero tengo que ser fiel y justo con lo que pienso», destacó. «Esta temporada tuve una reunión con Albert Soler y con Robert Fernández, en la que ya les adelantaba que había la posibilidad de que no renovara mi contrato. Me dijeron, en nombre del club, que no tuviera ninguna prisa, que iban a esperar a que lo tuviera claro», añadió. «El motivo es mi manera de vivir la profesión, la búsqueda incesante de mejorar a mi equipo. Me vendrá bien descansar un poco a final de temporada», argumentó el técnico asturiano a la hora de explicar su decisión.

SIN HISTORIA // Un inesperado colofón a un partido que respondió a lo esperado. El Barça, a la espera de retos más exigentes, aprovechó su buen inicio del encuentro para poner tierra de por medio y, sin apretar el acelerador, ir engordando su cuenta. Luis Enrique lo vio tan claro, que dio descanso a Piqué e Iniesta (fueron suplentes), oxigenando a Luis Suárez (no salió en la segunda parte) y Messi (jugó una hora).

Tarde rara en el Camp Nou, por la hora y el ambiente (la peor entrada de la temporada, apenas por encima de los 55.000 espectadores). Además, el Barça volvió a adoptar un nuevo sistema, tratando de recuperar su fútbol y su esencia, frente a un rival cuya puesta en escena reflejaba que el partido no iba con ellos.

En 10 minutos, el Barça ya había puesto el 2-0. Ni siquiera la respuesta de Carlos Castro hizo temblar a los culés. Luis Suárez puso el 3-1 antes del descanso y, al regreso del vestuario, Alcácer, Neymar (gran gol de falta) y Rakitic establecieron el 6-1.