Del suelo al cielo y de la lona al triunfo por KO. Ese fue el tránsito del Madrid en la noria en la que se convirtió en partido del Villamarín, donde volvió a caer a lo más bajo en una primera mitad desastrosa. Se adelantó a los 11 minutos y se cayó con estrépito hasta que el conjunto andaluz dio la vuelta al marcador. Solo la reacción en la segunda mitad destapó las esencias de un equipo cambiante. Dos goles de Asensio, uno de Cristiano, otro de Ramos y el último de Benzema, que no marcaba desde la jornada decimotercera, rehabilitaron al equipo de Zidane que sigue a un punto del Valencia, tercero.

Con una facilidad pasmosa, el Madrid regresó a las tinieblas, a las miserias de la Liga para chocar de golpe con la realidad. Sorprendió al Betis con un gol de Marco Asensio, que cabeceó un rechace de Adán a disparo de Cristiano y comenzó a arrastrarse y a mirar cómo el Betis le daba un cursillo acelerado de fútbol.

Sin rastro de la intensidad del choque ante el PSG, el equipo de Zizou volvía a ser un pelele en manos de jugadores como Joaquín, que hizo lo que quiso por la banda izquierda, Boudebouz, Loren o Junior. Primero le quitaron el balón a su rival y luego comenzaron realizar jugadas de tiralíneas que desactivaron a un centro del campo convertido en una autopista y a una defensa que volvió a ser de cristal.

Arriba, el espíritu inicial de Cristiano decayó. También el de Asensio, pero si hubo un jugador que no compareció fue Bale. No hubo noticias del galés en una primera mitad que pasó del azul al verdiblanco en apenas 11 minutos dejando al descubierto que los futbolistas de Zidane juegan a la carta. De todo eso se aprovechó el equipo de Quique Setién, que destila fútbol, sabe a lo que juega y tiene un plan sobre el campo. Su problema es el agujero que tiene atrás -lleva encajados 50 goles--. No debió repartir caramelos Zizou en el descanso porque el Madrid salió del vestuario con el traje de los primeros minutos . Tiró de orgullo y el cuento volvió a cambiar. Asensio logró el gol 6.000 en Liga del Madrid y aunque el Betis nunca se rindió la pegada blanca fue letal.