Cuando bascula hacia atrás y llega arriba con espacios es en un futbolista desequilibrante. Posee una gran visión de juego con el balón.

Es un chico alegre y que no genera problemas, todo lo contrario, alimenta la buena convivencia. El brasileño no ha llegado en plan estrella.

En Ankara, como ya sucediera ante el Zúrich, fue el hombre encargado de romper el partido y sacar al Villarreal adelante. Su talento es indiscutible.