No es de extrañar que Marco Reus ya piense más en el futuro que en el presente, marcado por la desgracia que acumulan sus tobillos en un 2014 para olvidar. El pasado junio, durante un amistoso ante Armenia preparativo para el Mundial, sufrió una fisura parcial en el tobillo izquierdo al chocar contra un rival. Le dolió horrores, pero lo que más le fastidió fue perderse la cita de Brasil, a la que llegaba en la plenitud de un futbolista, 25 años, y en estado de gracia.

Superado el batacazo moral y deportivo (para mayor desgracia suya, Alemania se llevó el Mundial), llegó septiembre y, con él, otro tortazo. Y también con la selección, en el duelo de clasificación ante Escocia cara la próxima Eurocopa. Una dura entrada de Mulgrew en el descuento le hizo salir en camilla del estadio. Diagnóstico: rotura parcial de ligamentos del tobillo izquierdo y otro mes de baja. El Dortmund, tras un pésimo inicio en la Bundesliga que se ha ido agravando jornada a jornada, se quedaba sin su estrella, a la que justamente recuperó este pasado sábado.

La alegría duró apenas 67 minutos. Marvin Bakarlov, defensa del Paderborn formado en la cantera del Dortmund, cazó salvajemente al mediapunta, una entrada de roja que se quedó en amarilla, pero que dejará a Reus durante tres meses en el dique seco. Esta vez el parte médico fue más grave: rotura de los ligamentos externos del tobillo derecho.

Ahora el jugador debe plantearse si tendrá un futuro mejor lejos de Dortmund. Tiene múltiples ofertas. Una parte de Múnich, donde Guardiola ya le ha tentado. Otra viene de Inglaterra, del Manchester City, y otras dos surgen de Barcelona y Madrid (Real). La cláusula de Reus será de 25 millones en el 2015. H