Senna encendió la antorcha que ilumina la senda que debe llevar al Villarreal a la permanencia. Cogió el balón, lo besó, miró al cielo y luego a la portería de Casillas y ejecutó al Real Madrid como lo había hecho su gran amigo Santi Cazorla tres días antes. El empate sabe a gloria bendita. Un punto que vale su peso en oro por el pedigrí y el potencial del rival y porque posee un efecto psicológico que reforzará la minada autoestima y confianza de este Villarreal angustiado por las penurias en la clasificación.

Otro Villarreal más tranquilo seguro que anoche habría podido sumar los tres puntos ante un rival que concluyó con nueve jugadores por las expulsiones de Sergio Ramos y Özil. Y si el árbitro hubiese visto el claro agarrón de Ramos a Nilmar el partido habría podido adquirir otro tono.

El Villarreal mejoró anoche en inteligencia táctica y supo en todo momento a qué jugaba. Un equipo con las líneas más juntas, más solidario, más sólido y más competitivo. Es el resultado del nuevo estilo implantado por Lotina. El dibujo táctico para el estreno del técnico vasco en el banquillo del Madrigal se basó en la inclusión de tres mediocentros con la incrustación de Cani entre líneas dentro de un 4-3-1-2. No obstante, el sistema era mera anécdota porque lo importante era la solvencia defensiva en el juego colectivo que exhibió el Villarreal. Solo se sufrió a balón parado, el auténtico hándicap de este equipo. El Madrid remató por arriba la mayoría de las veces. Zapata tuvo que sacar como pudo un cabezazo de Pepe.

El equipo amarillo sacó el balón controlado en muchas menos ocasiones que antes. Solamente cuando los jugadores del Madrid estaban más replegados y no existía peligro. Otro cambio notable, aunque ya se empezó a ver ante el Levante con Molina, era el pase largo en profundidad buscando la velocidad de Nilmar. De esa manera, el brasileño superó en dos ocasiones a Sergio Ramos, pero el acierto goleador, esa faceta que se ha saldado con importante déficit esta temporada para los amarillos, no anduvo fino.

José Mourinho planteó de usted el partido al Villarreal. Una medular con más músculo que neuronas con Lass Diarra, Xabi Alonso y Khedira y con respeto para el rival, con el objeto de no permitir las contras.