Castellón y el CD Castellón pusieron el colofón a la temporada que ha supuesto el final de la dura travesía por Tercera División, a la que cayó en 2011 víctima de un descenso administrativo. Las celebraciones por el ascenso a Segunda B fueron la guinda de un año que arrancó a mediados de junio del 2017 con el adiós de David Cruz y la llegada del amplio grupo de Capital Albinegro, culminado un 24 de junio del 2018, con la vuelta la categoría de bronce. Una liberación para una generación entera de orelluts, congregados ayer por la tarde en las calles y la plaza Major, junto aficionados de todas las edades, que jalearon a los integrantes de un equipo que pasará a formar parte de la memoria colectiva.

Todavía bajo los efectos de la victoria contra el Portugalete en un Castalia lleno hasta la bandera, con 15.000 espectadores entregados en un ambiente envidiable, plantilla, cuerpo técnico y directiva cumplieron con la tradición de visitar a la Lledonera, artífice, a buen seguro, del ansiado éxito, sobre todo en las dos agónicas últimas eliminatorias. De ahí regresaron al estadio, aunque esta vez para subirse al espectacular autobús descapotable, tuneado de albinegro, con el fin de arrancar la rúa, esto es, el pasacalles con dirección a la plaza Major y, por ende, al Ayuntamiento.

EL ‘PASACALLES’

Los albinegros fueron abriendo boca con el céntrico recorrido a través de la plaza Teodoro Izquierdo, las calles Sant Roc y Sant Fèlix, la plaza Clavé, la avenida Rei en Jaume, la calle Colón y, finalmente, la plaza Major, donde les esperaba el verdadero baño de masas.

La alcaldesa Amparo Marco, al frente de la corporación municipal, recibió a la comitiva albinegra, desatando el frenesí de los miles de aficionados allí congregados, dejando unas imágenes que no se veían desde el 2005, año del último gran éxito del Castellón (el ascenso a Segunda A).

CAMISETAS CONMEMORATIVAS

Los jugadores, que lucían unas camisetas conmemorativas con el nombre de los 24 futbolistas que han acabado poniendo su granito de arena a la hora de escapar del infierno, cumplieron con un acto protocolario. «En 2022, para el centenario del club, ya estaremos en el fútbol profesional, si no antes», manifestó Vicente Montesinos. «Estamos donde queríamos estar hace un año. Hemos puesto al Castellón en el mapa, pero no por sus líos, sino por ser un pueblo que ama sus colores y sus señas de identidad», corroboró.

Cedió entonces el presidente la palabra a Marco. «Aunque a veces parezca otra cosa, el Ayuntamiento está con vosotros, con el Castellón», destacó. «Castalia es del Castellón, es vuestra casa y ahí seguiréis jugando», apostilló, aludiendo a las negociaciones abiertas entre consistorio y club sobre la cesión del estadio y las mejoras, a las que el Ayuntamiento aportará un millón.

A la hora de salir al balcón, Montesinos echó un capote a la primera autoridad política municipal, antes de que los artífices del éxito tomasen la palabra. «Estamos aquí como en 2005, celebrando otro ascenso con la afición, el gran patrimonio del club», dijo el técnico, que hacía 13 años había estado abajo, en la plaza, entonces festejando el, por entonces, regreso a Segunda A.

La celebración siguió entre los gritos de ánimo al utillero Eliseo Ramos (40 años trabajando por el club), el momentáneo silencio que se hizo cuando habló Àngel Dealbert, el susto de una aficionada que se desmayó...