No fue el Messi estelar de tantas veladas, pero sí el Messi decisivo de casi siempre. Para el astro argentino no hay tarde mala que le prive de olfato en los momentos decisivos para decidir un partido. No estaba siendo su mejor encuentro ayer en el Vicente Calderón, como ocurría con todo el equipo azulgrana, pero Leo no faltó a su cita goleadora el el estadio rojiblanco.

En su penúltima visita al recinto de la ribera del Manzanares, porque aún le queda la de la disputa de la final de la Copa del Rey contra el Alavés el 27 de mayo, 'La Pulga' apareció en el minuto 87 para firmar un nuevo y disputado triunfo ante el equipo de Simeone, que sigue sin saber lo que es ganar al Barcelona en la Liga desde que dirige al Atlético. Y va para seis años, aunque el técnico rojiblanco se consuela con el empate en el Camp Nou que le dio el título liguero en el 2014.

Marcó y sentenció Messi en el Calderón a golpe de instinto para remachar el balón que quedó suelto tras un desvío de Savic y esta vez, consciente de la trascendencia de su gol no dejó de celebrarlo, como hizo la jornada anterior ante el Leganés. Golpes de pecho y puño en alto antes de que se hiciera la piña azulgrana en torno a él y de volver con más fuerza a la faena para impedir que el Atlético volviera a hacerles daño en el arreón final.

INCREDULIDAD ROJIBLANCA

Euforia barcelonista e incredulidad y rabia difícil de contener en el banquillo y la grada pobladísima de aficionados rojiblancos, quienes no tienen más remedio que seguir resignados que el líder indiscutible del conjunto barcelonista continúe campando a sus anchas por un terreno abonado para su lucimiento. Con el de ayer, ya son 13 los goles que Leo ha anotado en Calderón (12 al Atlético y uno al Athletic en la final de Copa del 2012), para un total de 27 contra el cuadro colchonero. Es su estadio preferido, junto con el Santiago Bernabéu, donde casualmente también ha logrado anotar al Madrid una docena desde que viste la camiseta azulgrana.

POCO RECONOCIBLES

Acabó así Messi más o menos feliz una tarde que había empezado con muy mala pinta, a la vista de lo que uno y otro equipo pusieron sobre el césped en la primera media hora del encuentro. Tantas veces repitió Simeone en la previa que el Barça sigue siendo el mejor equipo del mundo que los jugadores rojiblancos salieron empeñados en desmentirlo y provocaron que el equipo barcelonista fuera casi tan poco reconocible como en París. Tan cerca parecía el gol local que hasta el Frente Atlético no pudo contenerse y aplazó la huelga de animación que tenía convocada. Al final la cosa se fue equilibrando, estuvo mucho más pareja y ganó el que mejor aprovechó un par de detalles: una carambola que favoreció a Rafinha y la voracidad de Messsi, que le llevó a pisar el terreno adecuado en el momento oportuno.