El VIII Marató BP Castelló no fue una carrera más para Juan Francisco Vizcaíno Martínez (15 de mayo del 1977, Almenara). El atleta del Xtrem Almenara, de hecho, tampoco es un corredor cualquiera, pues ayer formó parte del reducido grupo de participantes que optó por correr la prueba de la capital de la Plana descalzos. Pero esta vez para él lo importante no fue cómo corrió, sino que completó la carrera y pudo dedicarla, tras cruzar la meta a sus padres, Cándida y Eduviges, que fallecieron el pasado mayo.

—¿Cómo ha vivido el VIII Marató BP Castelló?

—Muy bien, encantado, incluso he podido bajar de cuatro horas (3.56.15), que era algo que me hacía ilusión. Creo que mis padres me han acompañado desde el cielo, quería dedicarles la carrera porque fallecieron hace poco y todo ha salido muy bien. El público y los voluntarios han estado sensacionales y nos ha hecho un tiempo ideal para correr. Además, el asfalto no estaba del todo caliente, incluso se notaba fresco en algunas zonas del circuito.

—¿Siempre ha corrido descalzo?

—No, corro desde hace unos 10 años y fue hace un año y medio cuando empecé a correr con sandalias, y luego descalzo.

—¿A qué se debió ese cambio?

—La gente suele preguntármelo pero en realidad no sé qué responderles. No es que tuviese lesiones, pero me enteré de esta opción por los medios de comunicación y me picó la curiosidad.

—¿Cómo fue su adaptación?

—Directamente me pasé a sandalias, no bajé de drop ni nada, y desde entonces no he vuelto a usar calzado con amortiguación para correr. Pero siempre digo que estoy en transición, alternando entre sandalias y descalzo.

—¿Ha sido la primera vez que corría el Marató BP Castelló sin ningún tipo de calzado?

—Ya lo hice el pasado año. Lo acabé en 4.08 horas y me sentí muy bien, incluso con las plantas de los pies intactas. La verdad es que flipé porque con 40 km a la espalda me sentí con fuerzas para pasar de un ritmo de 6 minutos el km a poco más de 4 minutos y me quedé con ganas de más.

—¿Era su debut en la carrera reina de la capital de la Plana?

—No, ya la había corrido en el 2012 y el 2015. Las dos veces acabé en torno a las 3.17 horas, pero luego cambié el chip, veía que no conseguía bajar de 3.15 horas y ahora corro de una manera diferente. Tengo mis retos, pero no me obsesionan los tiempos, prefiero disfrutar de la carrera y acabar con buenas sensaciones. En el 2015, por ejemplo, me dio una pájara y acabé casi sin fuerzas, me faltó poco para no llegar a meta por tratar de mantener todo el tiempo un ritmo fuerte.

—¿Cómo reacciona la gente cuando le ve corriendo descalzo en una prueba como esta?

—Los chiquillos se sorprenden y siempre está el típico que te dice pero ¿a dónde vas?, aunque la mayoría te animan mucho.

—¿Cómo es el ambiente que se vive en la carrera de Castellón?

—Hay una gran animación, es una prueba a la que solo le falta una mayor presencia de corredores, pero es difícil por el tamaño de la ciudad. Lo que más me gusta es que la organización se lo curra mucho, atienden muy bien al corredor y eso hay que valorarlo.

—¿Qué le parece el recorrido que tiene ahora la prueba?

—Está mejor que sea lo más céntrico posible. Lo que más se agradece es el tramo final por el parque Ribalta, es una pasada tener a la gente a izquierda y derecha, eso te da adrenalina a tope.

—¿Se aprecia el recorrido de alguna manera distinta al realizarlo con los pies descalzos?

—Los corredores que elegimos esta opción tenemos la suerte de que el asfalto de Castellón es muy bueno, muy plano, a excepción de la zona de la carretera Almassora, en la que yo procuro pasarme al carril bici. El pasado año creo que tan solo pisé una piedrecita en toda la carrera.

—¿Cómo preparó el maratón?

—Dedico tres meses y el pasado año fue la primera vez que solo entrené descalzo para acostumbrarme. Entreno entre 10 y 12 km por sesión, y unos 25 en la tirada del domingo.

—¿En qué tipo de pruebas suele participar durante el año?

—No suelo competir mucho, al final las carreras se han convertido en un negocio. Prefiero salir a entrenar cuando tengo tiempo y solo corro el Marató BP Castelló y un par de 10k al año, además de las carreras de Almenara y de las poblaciones más cercanas.

—¿Está en auge el descalcismo?

—Va a más y creo que lo probaría mucha más gente si no fuera porque parece que te vean como un bicho raro. Creo que es una manera de correr menos lesiva, pero hay que tener paciencia, ir sin miedo, pero poco a poco para que el cuerpo se adapte a correr de una manera más natural.