Como ya pasara en Mallorca, el Villarreal recibió un nuevo jarro de agua fría cuando se aleja de terreno conocido. En las islas perdió 4-0 y ayer 2-1, pero el mal sabor de boca que deja el partido es el mismo. Molina reconoce que el equipo no dio la talla en La Romareda y se mostró muy crítico con la imagen mostrada: “El partido estaba encarrilado, con lo que nos estamos jugando no nos podemos permitir una segunda parte así. Hay que ir a por la victoria y no estar esperando”.

El técnico no supo encontrar una explicación a la derrota, pero sí reconoció que no supieron leer el encuentro: “Teníamos controlado el partido en la primera parte, pero no lo supimos matar. Y en la segunda cambió todo, perdimos el balón, no defendimos bien, el Zaragoza nos puso problemas y encontró el gol. Con el 1-1 hicimos los mejores minutos de la segunda parte, pero al final ellos con rebote supieron ganar”.

HAY QUE LEVANTARSE ya // Cuando un equipo se está jugando la permanencia, un varapalo como el recibido en Zaragoza escuece, y mucho, pero Molina confía en que la plantilla reaccione de cara al próximo encuentro frente al Getafe: “El golpe es muy duro, pero seguiremos intentando mejorar. No es el momento de bajar la cabeza y sí de seguir luchando hasta el final. Sabíamos que no iba a ser nada fácil y no lo será hasta que acabe la temporada”.

El entrenador considera que a su equipo “en la segunda le faltó confianza para jugar” y se debe poner ya manos a la obra para cambiar la mentalidad de sus hombres cuando juegan fuera. H