MMe he quedado exhausto. Ha sido el mejor partido que recuerdo haber visto nunca. Una batalla histórica», dijo John McEnroe. El legendario exnúmero 1 mundial aún estaba hipnotizado bajo los efectos del duelo que acababa de ver en la central de la Rod Laver Arena. Una batalla de 4 horas y 56 minutos que abren las puertas de la final del Abierto de Australia a Rafael Nadal. Una victoria para la leyenda del tenis. Espectacular desde el primer punto hasta el último de los 355 puntos en juego de un duelo que acabó ganando por 6-3, 5-7, 7-6(5), 6-7(4) y 6-4.

Y seguro muchísimo más exhaustos que McEnroe salieron de la central pasada la medianoche de Melbourne Nadal y Dimitrov. Uno más feliz que el otro. El exnúmero 1 porque había esquivado, una vez más la derrota. El búlgaro porque se le había escapado, por nada, la opción de jugar su primera final de un Grand Slam.

«Ha sido uno de esos partidos que hacen grande al deporte. Con intercambios fantásticos. Es difícil pedir más a un partido de tenis. Un partido que nunca olvidaré. Cuando hemos llegado al quinto set me he dicho: ‘Has de dar el máximo de ti, pase lo que pase’. Grigor ha jugado increíble y también mereció ganar», valoró Nadal tras su emocionante victoria en la que el español hizo valer su experiencia (14 Grand Slams y 21 semifinales) ante un tenista lleno de talento, vital y ágil.

Un duelo intenso, muy duro físicamente, en el que ninguno de los dos tenistas estuvo dispuesto a dar un paso atrás para conseguir su propósito. Cinco sets vibrantes con alternativas en el marcador desde el inicio. Nadal tuvo que salvar de entrada un 15-40 en el primer set antes de romper en el tercero el saque de Dimitrov y tomar una clara ventaja apuntándose la manga con solo dos errores no forzados.

Pero el búlgaro no se hundió. Al contrario buscó soluciones. Dio un paso adelante, para presionar y encontró el premio con su primer break, tras 54 minutos de lucha, para adelantarse 3-1 y 4-2, camino de igualar a un set. Pero antes de lograrlo vio como Nadal salvaba cuatro set balls en un juego que duró ocho minutos. Se acercaba 5-5. El tie break parecía cantado, pero el balear perdió su saque y la manga.

En la tercera sí que llegó el tie break después de que Nadal y Dimitrov se rompieran el servicio una vez. Y en la lotería final, Nadal aprovechó las pocas ocasiones que tuvo para ganar.

Dimitrov no se rindió y continuó picando piedra ante el muro que era Nadal, aferrado a la épica, aguantando su saque hasta llegar al segundo tie break. Y esta vez se lo apuntó Dimitrov.

QUINTO SET ELÉCTRICO / Nadie aflojaba. En juego estaba la final. Solo empezar Dimitrov salvó tres break points tras 10 minutos de lucha. En el siguiente, Nadal levantó otro y en el quinto hacía lo mismo el búlgaro. Cualquier error podía decantar la balanza. Y parecía que lo cometía Nadal en el octavo cuando Dimitrov se puso 15-40 para colocarse 5-3. En ese momento Nadal volvió a tirar de épica ante un Dimitrov que jugó conservador dos bolas que eran de oro para él. Dio margen a Nadal que no desaprovechó los regalos. Salvó la situación (4-4) para romper en el siguiente.

Lo peor había pasado y Nadal no iba a dejar escapar a su presa. Dimitrov se revolvió para salvar el primer match ball, que Nadal ganó gracias al ojo de halcón; el segundo gracias a la cinta de la red, pero en el tercero, abrió la puerta a la ansiada final.