El miércoles no es sábado, menos todavía a las diez de la noche. Sin duda la hora afectó a las gradas y, visto el partido, también al césped durante muchos minutos. El encuentro no pasará a la historia, pero tuvo sus notas positivas. Los jóvenes, otras veces alabados por su desparpajo y calidad, habrán aprendido que en un campo hay que poner movilidad, tensión y esa velocidad que caracteriza el juego groguet. Y eso es positivo. Naranjo lo intentó y Nahuel no tuvo la noche. La oportunidades hay que aprovecharlas, aunque no siempre puede ser.

Marcelino demostró que es un técnico ambicioso y que va a por todas. Hizo los cambios y el Villarreal se encontró con su juego y con algunos de sus protagonistas. Moi Gómez se ha ganado un puesto en primera línea a base de regalar dosis de calidad: su participación no hay quien la ponga en duda. Gerard Moreno tampoco para, y pocos son los partidos que se va de vacío. Además, la noche trajo el regreso de Gio, que ya tocaba. Un buen regalo previo a la Navidad, al que solo le faltó el lacito del gol. El mexicano debe, y puede, ser un hombre clave en este Villarreal.

No fue el mejor partido, pero se consiguió objetivo de pasar la eliminatoria copera. El Submarino navega en tres competiciones: Liga, Europa league y Copa. No se sufrió y la racha de victorias continúa. Unos aprendieron, otros reaparecieron, mientras algunos no paran de reivindicarse. H