El Villarreal y el Castellón se unieron para darnos alegrías. Sus victorias vienen acompañadas de varios nombres propios.

JUAN ROMÁN RIQUELME. Si todavía queda alguien que se atreva a discutir el talento del argentino, creo que sus últimas actuaciones acabarán por convencerle. Cada vez se le nota más adaptado al ritmo del fútbol español. Disfruta jugando con su panda del Villarreal. Es feliz por estas tierras, en las que puede pasear por la calle con tranquilidad o tomarse un café en la avenida Rey don Jaime de Castellón. Su única pena ahora es cómo se podrá solucionar, a final de temporada cuando concluya la cesión al Villarreal por el Barcelona, su continuidad por estos lares. Yo me rindo a su talento, a su compromiso con el equipo y disfruto viéndole cada semana con la camiseta amarilla.

BATTAGLIA. Sigue creciendo. Si su familia llega a comprender que no se le puede cortar la carrera a un futbolista que tiene ante sí un gran futuro por delante, no tardará en estar en la agenda de uno de los grandes muy pronto. Battaglia volvió a demostrar su gran profesionalidad con otro partidazo en el Madrigal. Ojalá, sus compañeros, Fernando Roig y la afición del Madrigal logren convencerle de que su sitio está en el Villarreal.

JOSÉ MANUEL LLANEZA. Dicen mis amigos que el consejero delegado del Villarreal y quien suscribe mantenemos algo parecido a una relación amor-odio. No puedo ocultar mi estima personal por José Manuel Llaneza. Posiblemente, sea más amigo de lo que él mismo pueda creer y mucho menos de lo que los habituales mediocres piensen. Ni a él ni a mí nos han regalado nada en la vida. No voy a ser yo quien que enumere en esta columna lo mucho bueno que ha hecho Llaneza por el Villarreal, aunque sí en algunas ocasiones le he repasado, para su pesar, los errores. Ahora, viendo jugar al Villarreal, y especialmente a Román, Battaglia y Gonzalo Rodríguez, me acordé del consejero delegado. Su amor por el fútbol suramericano, más en concreto por el argentino, es fruto de la gran cantera de magníficos jugadores de aquel país y, por supuesto, de que el precio es mucho más económico que en el mercado nacional o europeo. No obstante, el buen tino demostrado desde el Villarreal, y la persistencia y habilidad negociadora de Llaneza, creo que merecen ser destacados por quien suscribe, tantas veces crítico con su persona.

MARCOS ESTRUCH. Ayer fue decisivo para el Castellón. Dos goles más y van cuatro. No sé si son muchos o pocos, lo cierto es que el equipo albinegro presenta un déficit goleador para lo que se espera de un aspirante al ascenso. El delantero de Gandía, un modelo de profesionalidad, anda cabreado con los que reclamamos el fichaje de un goleador. Y lo seguiremos haciendo, sin que sea un menoscabo para los que conforman la nómina albinegra, incluido el mismo Marcos. Nunca he cuestionado ni el trabajo ni el esfuerzo ni la profesionalidad de ninguno de ellos, sólo que para ascender es necesario un futbolista que marque las diferencias. Ni más ni menos. Para mí, Marcos es un ejemplo.