Nadie que viviera aquel partido lo habrá olvidado. Hasta Luis Enrique, que se confiesa de natural desmemoriado, tiene grabado aquel 5-4 de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid, del que se van a cumplir 20 años, como un instante único.

"Recuerdo un partido espectacular. Se dio una noche mágica, el público que se quedó después de la mala primera parte que hicimos nos dio una energía y una química que llevó al equipo en volandas", ha dicho este lunes el entrenador del Barça. No jugó aquella vuelta Diego Simeone porque estaba sancionado, pero era el potentísimo Atlético que un año antes había logrado el doblete con Kiko, Caminero, Molina, Solozábal, Bejbl...

Aquella noche acabaron llorando unos cuantos, entre ellos Milinko Pantic y Vítor Baía

Pasaron muchas cosas aquella noche loca. El 12 de marzo de 1997 unos cuantos terminaron llorando. Uno de ellos fue Milinko Pantic, desconsolado en el vestuario porque acababa de lograr una hazaña, marcar cuatro goles en el Camp Nou, que resultó completamente inútil. También entre sollozos se retiró Vítor Baía, el portero estrella del Barça, tras una actuación muy desdichada que a punto estuvo de malograr la proeza general.

El Barça traía un buen resultado del Calderón (2-2, ambos goles de Pizzi), pero el Atlético entró como un taladro en la defensa azulgrana y se fue al descanso con un 0-3 que dejaba sonado al cuadro local y enfurecida a la hinchada. Ya antes del intermedio Bobby Robson intentó arreglar el estropicio e hizo dos cambios que resultarían claves: se fueron dos de los cuatro centrales que había en el campo, Blanc y Popescu, y entraron Stoichkov y Pizzi.

UNA CONSPIRACIÓN

Se dijo entonces que había habido una conspiración de los jugadores, que tomaron el mando y arrinconaron a Robson en el descanso. Eran tiempos convulsos en el Camp Nou. La cuestión es que la turbina equipo-afición se activó y entre los pases de Guardiola y De la Peña y los remates de Ronaldo (hizo un 'hat trick'), Figo y Pizzi ocurrió lo imposible. Nació ahí el célebre "sos macanudo" de Joaquim Maria Puyal dedicado al delantero argentino, uno de los gritos del imaginario culé.

El Barça marcó sus cinco goles en menos de 45 minutos, pasó como un avión por encima del Atlético y en el estadio quedó la sensación de que aquello se recordaría durante mucho tiempo, como así es. "Hemos salvado las cabezas de Núñez y Robson", dijo Jesús Gil, el inenarrable presidente del Atlético, tras bajar al vestuario y comprobar la desolación en sus arrasadas filas.

"Yo volvería a firmar un 5-4 -ha remachado Luis Enrique-, un partido con muchos goles, pero que sea más plácido".