El Villarreal prepara estos días un partido bastante peculiar. Siempre lo es visitar el que es el rectángulo de juego más reducido de entre los 20 equipos de Primera División, lo que añade una dificultad extra ante uno de los rivales más aguerridos que uno se puede encontrar enfrente en la máxima categoría, el Eibar. En este partido de guerreros, Fran Escribá se debate entre mantener intacto el dibujo de los últimos encuentros, el 4-4-2, o dar un nuevo giro a la táctica en Ipurua, consciente de que en el campo de los armeros siempre existe un puntito más de presión del rival --facilitada por el número menor de metros que debe cubrir-- y de peligro en unas estrategias que el Eibar explota como nadie en su menudo estadio, al que los de Mendilibar tienen perfectamente cogida la medida.

Es la duda lógica de mantener un estilo de juego basado en la posesión que Escribá está tratando de reinsertar en el equipo, habituado en los últimos tiempos a un fútbol más directo, o echar mano, una vez más, de su versatilidad táctica para presentar el domingo un once de más presencia física y de mayor pelea en la medular, más acorde con lo que se supone que le espera al Submarino en Ipurua, en el que se espera que sea el décimo encuentro de Liga sin conocer la derrota para mantenerse como uno de los pocos equipos de las principales ligas europeas que sigue invicto a punto de cumplirse el primer cuarto de la temporada.

En el aspecto de la creación, la asfixiante presión que ejercen los eibarreses es siempre un riesgo que puede provocar pérdidas letales si el balón cambia de dueño en el inicio de la jugada. «La idea es la de mantener nuestro fútbol, jugar a lo mismo de siempre y que tan buenos resultados está dando, pero sabemos que el Eibar nos va a apretar muchísimo en la salida del balón desde atrás, muy arriba, y quizás sí vayamos a tener que hacer un juego más directo», reconocía ayer Jonathan dos Santos, cuya versatilidad ofrece varias opciones a Escribá para potenciar el centro del campo.

PRECEDENTES DEL TÉCNICO / En sus anteriores etapas en Primera División, Fran Escribá, que afronta con «las alarmas encendidas» la cita del domingo, siempre ha acudido a Ipurua con un sistema son un solo delantero, potenciando el número de efectivos en la medular, aunque los resultados no despejan la duda de qué debería hacer el preparador amarillo en su tercera visita al campo del Eibar. Con el Elche, hace dos temporadas, consiguió imponerse a los armeros (0-1) sacando de base un 4-2-3-1, con Jonatas como único punta; sin embargo, el resultado no fue positivo la pasada campaña. Fran Escribá, esta vez con el Getafe, calcó el sistema de su primera y única victoria en Ipurua en la máxima categoría, pero su equipo cayó 3-1.

MENOS METROS / Y es que jugar en un estadio cuyos estándares se alejan de los habituales en la categoría siempre es un contratiempo. El de Ipurua es el terreno de juego más pequeño de Primera División, según los datos oficiales de LaLiga, y uno de los cuatro --junto al Benito Villamarín, Mendizorroza y El Sadar, por orden de menor a mayor-- que no llega a ese 105x68 que se considera como estándar (como el Madrigal o el Camp Nou, por ejemplo). Es decir, el campo de operaciones en Eibar es unos 500 metros cuadrados menor que, por ejemplo, en el Madrigal. H