Y la pena es que el partido se acabó! Nadie quería marcharse del Madrigal. El pitido del árbitro fue molesto porque todos hubieran querido que no acabara nunca. Sin duda, el mejor partido de la temporada en esta Liga.

Villarreal y Rayo rindieron culto al espectáculo con un fútbol de otra dimensión. ¡Qué delicia! El Submarino levantó un 0-2 a base de fútbol, casta, ambición y rabia. El rival también colaboró en la fiesta abrigado, pese a su modestia, a una idea de que el fútbol es para entretener a la gente.

Es contradictorio calificar un partido como espectacular para la grada, pero a la vez repleto de errores de sus jugadores. Un encuentro de esos que hacen este deporte grande y también de aquellos que los entrenadores odian porque destrozan los conceptos básicos del manual del fútbol. Al Villarreal se le subió literalmente el Rayo a la chepa. Le quitó la pelota y le superó en posesión de balón en el primer tiempo.

En esta ocasión, la modestia vallecana y la sensación de equipo en construcción chocaban con el mayor empaque de un Submarino más estable y que venía de ofrecer una buena imagen en Alemania. El equipo madrileño se presentaba con 17 jugadores nuevos respecto a la temporada pasada, pero con una frescura y un estilo de buen gusto por el fútbol innegociables, a los que había que añadir cierta candidez defensiva.

DUDAS EN EL COMIENZO // Desde el primer momento ya se vio un Rayo Vallecano más metido y entonado que los groguets. Marcelino introdujo cinco caras nuevas respecto al once de la Europa League, con los cambios en los dos laterales como los más significativos, puesto que Rukavina y el joven Adrián Marín ocuparon las dos bandas, derecha e izquierda.

El intercambio de golpes fue constante. Se crearon ocasiones a mansalva y eso que los ideólogos, por lo menos los del Villarreal, no anduvieron muy finos. Sobre todo Cani, cuya varita mágica no tenía pilas en la primera mitad. Los hombres de Jémez empezaron pegando primero, pero en la pelea parecía que los puñetazos locales tenían más picardía aunque con igual efecto, puesto que Cheryshev y Espinosa dispusieron de dos buenas oportunidades en los primeros 17 minutos. El centrocampista ruso, ayer otra vez más reubicado en ataque, fue el activo ofensivo más importante. Él se lo guisó y él se lo comió.

Pero el primer guantazo que hizo daño de verdad fue del Rayo. Un saque de banda de Tito fue el inicio del 0-1, con un centro a pierna cambiada del lateral que Kakuta remató impecablemente de cabeza a la red. Siete minutos después llegaba el 0-2. Bueno culminó una gran jugada de Licá por el carril derecho. El Rayo ponía al Submarino al borde del naufragio. Solo al borde, porque el Villarreal no le perdió la cara al partido. Ni mucho menos.

LA REACCIÓN // El equipo se recompuso y se fue arriba. Ocasiones tuvo para remontar el 0-2 antes del descanso. Espinosa abrió el camino aprovechando un rebote de Cristian a remate del ruso. El Rayo se quedó sin electricidad ante la avalancha que se le venía encima. Y Uche estrelló en el palo un balón que era gol. El árbitro señaló el final cuando la grada se lo estaba pasando a lo grande.

La segunda parte comenzó igual que la primera, con el Villarreal algo adormecido. Marcelino echó mano de lógica y sus cambios reactivaron al Villarreal.

Cheryshev retrasó su posición a la medular y Vietto salió en punta. Además, Jonathan dio oxígeno al equipo. Bruno se puso el traje de jefe, compartiendo galones con Musacchio. Ambos son de otro estrato. Con ese plus, el Submarino fue a por el partido y se comió al Rayo, un equipo que la pasada Liga se salvó con holgura gracias a su fútbol alegre.

El empate era cuestión de paciencia... y de un poco más de acierto. Cheryshev más atrasado era un peligro constante y Jonathan dos Santos lució galones de crack. Musacchio voló por los aires y conectó un testarazo espectacular que fundió la malla de la portería rayista. La locura se instaló en el Madrigal. El fútbol 4G del Submarino entraba como un cañón. Las ocasiones se apilaban una tras otras sobre el área del Rayo, pero faltaba culminar.

Y Vietto, otro de los talentos de este baby Villarreal se encontró un balón en el área y lo enchufó dentro. Con el 3-2 no se bajó el pie del acelerador. Jonathan dos Santos se unió al listado de genios. Tiene hambre y ganas de crecer y ser un jugador top. La acción del 4-2 es para guardarla grabada. El mexicano inicia la acción con un cambio de orientación a Cheryshev, quien de primeras lee el desmarque de Vietto y este fulmina al Rayo en una jugada de una gran belleza. ¡Qué manera de jugar al fútbol! Un lujo. H