La competición, a partir de esta noche, dará y quitará razones, pero a primera vista los movimientos que ha efectuado el Villarreal este verano deben fortalecer el proyecto de los amarillos en la parte alta del fútbol español. Por lo menos, alargarlo en el tiempo.

Todos y cada uno de los cambios sufridos por la plantilla en los dos últimos meses mejoran la competitividad en la plantilla y, segundo, rejuvenecen un equipo que había ido sumando años en puestos clave. La primera apreciación es, por supuesto, subjetiva. Podría basarla en números, pero estos tampoco siempre se plasman en el campo. Aun así, me atrevo a pronosticar que Enes Ünal ofrecerá más opciones que el ahora deportivista Adrián López en el ataque; que Bacca, además de seguir aportando agresividad y tensión, podrá mejorar la efectividad de su antecesor, Soldado; y que Pablo Fornals, sin desmerecer al mexicano, está futbolísticamente un peldaño por encima de Jonathan dos Santos y que seguirá dando alternativas a Fran Escribá en el centro del campo.

Quizá la única duda que me resta a la hora de analizar el cambio de cromos de este verano está en Rúben Semedo, con una presencia física imponente, con calidad en la salida del balón... pero con algunas notas de exceso de confianza que deberá corregir si quiere hacer olvidar en poco tiempo a Musacchio.

Este Villarreal tiene muy buena pinta y hoy puede empezar a demostrarlo en el Ciutat de València. Pese a las bajas.