Muy pocos presidentes en el fútbol mundial habrán dejado la huella que ha dejado Fernando Roig en los futbolistas que han vestido la camiseta amarilla durante estos 20 años del empresario valenciano al frente del Villarreal. Aunque con un fuerte carácter que le lleva a buscar soluciones drásticas a los problemas que se van planteando en la entidad, el recuerdo que algunos de los jugadores más importantes que han formado parte de la historia del Villarreal durante estas dos décadas tienen del dirigente es más que positivo.

«Por supuesto que en su papel como presidente es la figura clave de lo que es ahora el Villarreal, su alma máter, pero es que, además, como persona Fernando Roig es de 10», recalca Andrés Palop, uno de los primeros héroes del equipo, clave en el ascenso de la primera temporada de Roig. Evidentemente, eran otros tiempos. El club no tenía la impresionante estructura a todos los niveles de la que puede presumir ahora. Aquellos primeros pasos tuvieron mucho de improvisación y de trabajo en el que Fernando Roig «siempre era el primero». «Buscaba soluciones a cualquier situación adversa. Campos para entrenar, pabellones a cubierto si la meteorología adversa obligaba… Hasta que puso la primera piedra de la Ciudad Deportiva. Poco a poco fue poniendo a disposición de los futbolistas todas las herramientas para sacar el máximo rendimiento», recuerda el exguardameta, que no duda en señalar su paso por el Submarino como su «primera experiencia importante en el fútbol».

«Durante mi etapa en el Villarreal me hizo sentir parte de una familia. Le recuerdo muy cercano al jugador, muy pendiente de nosotros y siempre dispuesto a aconsejarnos», añade Palop. Una sensación que pocos años más tarde, a partir del 2002, también sintió Marcos Senna. «Mi primer contacto con él fue en mi presentación oficial y ya desde el inicio fue conmigo una persona muy cercana, al contrario de la imagen de los presidentes que había conocido en Brasil, bastante más distantes. Fernando Roig bromea, charla… es uno más del equipo y tiene la virtud de hacerte sentir como en casa desde el primer día», relata el excentrocampista y ahora empleado del presidente, como miembro del departamento de relaciones institucionales del club.

UNA SANA AMBICIÓN / Pero si algo ha sorprendido de manera grata a los futbolistas que han tenido relación con Roig en estos 20 años es «la determinación» con la que afronta los objetivos. «Desde el primer día nos inculcó su ambición», dice Palop. «Todo lo que ha planeado lo ha cumplido», asevera Senna, que destaca la importancia de «la mano derecha del presidente» en esta larga trayectoria, José Manuel Llaneza, «otra persona fundamental para entender lo que es ahora el Villarreal».

«Es un ejemplo de lo que debe ser un presidente de un club de fútbol: responsable, educado, sincero y, sobre todo, un hombre de palabra que cumple lo que promete», elogia a Roig desde Londres Santi Cazorla, una de las debilidades del presidente, que no dudó en poner en marcha toda su artillería para evitar que el Real Madrid pudiera hacerse con el futbolista asturiano tras su espectacular Eurocopa, en el 2008.

«Es una persona muy importante. Apostó por mí, me dio la oportunidad de hacerme un nombre en el fútbol y me inculcó los valores del club, los que me han ayudado a ser el futbolista y la persona que soy hoy en día», destaca Cazorla, que no duda en unirse a una celebración como son los 20 años de su primer presidente en el fútbol profesional en un club del cual se siente «uno más».

UN ‘REGALO’ MERECIDO / Palop, por su parte, espera que el fútbol dé muy pronto a Roig —«el gran culpable de haber hecho del Villarreal un referente no solo en España, sino en toda Europa»— el regalo que se merece, «un título». Y ojalá caiga mucho antes de «los 20 años más que espero que el presi siga al frente del club», añade Senna, eternamente agradecido por «el regalazo» que Roig le hizo al colgar las botas: «En Brasil hubiera sido imposible que me dedicaran la puerta de un estadio. El detalle que tuvo Roig conmigo es para toda la vida».