La pesadilla ha vuelto a Castalia. Más vívida, si cabe. El Orihuela hurgó en la herida del Castellón y le remontó en la segunda parte, casi sin pretenderlo (1-2), recrudeciendo las críticas a Cruz, cada vez más generalizadas... y al equipo, incapaz de sacar el partido adelante pese a marcar primero. La situación es tan crítica, que trasciende lo deportivo y los nueve puntos respecto al play-off, ya que da la sensación de que el equipo empieza a jugar partidos lejos de los terrenos de juego. Cuestión de supervivencia.

Con todo, ganar también era vital. De entrada, Ramírez aplicó el bisturí respecto a su primer once. Estaba claro que Pruden, sancionado en Torrevieja, iba a estar de salida, por su buen momento de forma, pero el técnico sí sorprendió quitando a Antonio para adelantar a Saizar y situar por detrás del guipuzcoano a Lolo. Jesús López fue el otro futbolista de los que salió del equipo para integrar un banquillo al frente del cual estuvo, nuevamente, Iñaki Descarga (Kiko escogió la Tribuna Baja como destierro forzoso).

La primera ocasión corrió a cargo de los albinegros: una acción made in Pruden que Saizar, en boca de gol, no pudo impactar con fuerza la pelota. Pero el Orihuela, que calcó la jugada a renglón seguido, se hizo amo y señor del partido, obligando a los locales a replegarse, minimizar espacios y esperar. Con todo, Saizar tuvo el 1-0 pero adoleció de nuevo de contundencia en la definición.

La apuesta de Ramírez de juntar a los peloteros surtió efecto a los 31 minutos, cuando Marenyà, Pruden y Meseguer formaron una cooperativa cuyo producto fue la elaboración del 1-0. Pasados unos instantes, el Orihuela retomó el control y merodeó el empate, sobre todo en una semi-vaselina de Álex García, recogiendo un rechace de Campos a tiro de Raúl, que repelió el travesaño.

El Castellón, cada vez más retrasado, pudo doblar su ventaja con un par de contras mal resueltas y, sobre todo, una ocasión compartida a partes iguales por Castells y Saizar. Pero el cuadro escorpión encontró premio a su insistencia con un notable disparo desde la frontal de Mikey (min. 56).

TENEBROSO // El Orihuela mantuvo su perseverancia y el Castellón, en plena reconversión táctica por los cambios de Ramírez (no gustaron los dos primeros: Jesús López por Lolo justo tras el 1-1 y Luismi por Juanra), no se dio por aludido con el empate. Los albinegros entraron en un laberinto de turbulencias y miedos conforme crecía el run-rún en la grada, que temía por la derrota. Desgraciadamente, no se equivocó. Campos evidenció ese estado depresivo de los orelluts cometiendo un absurdo penalti: 1-2 y partido acabado. En los últimos 10 minutos, la atención estuvo no en el césped, sino en la bronca al palco. La imagen del regreso a los tiempos más tenebrosos. H