Cuando Philippe Gilbert se sitúa en modo victoria en una clásica, por mucho que cambie de recorrido, cuando está en forma para pelear la victoria es muy difícil que se le escape el triunfo. Y así ha sucedido este domingo en la Amstel Gold Race, la clásica de la cerveza, la primera de las tres carreras de las Ardenas que se cierra con la Lieja-Bastoña-Lieja, en ocho días, tras el paso previo del miércoles por el muro de Huy y la Flecha Valona.

Ni todo un caza victorias, como es el polaco del Sky Michal Kwiatwokowski, con quien Gilbert se jugó la victoria, pudo con el ímpetu, las fuerzas y las ganas del corredor belga, campeón del mundo en estos mismos parajes, y que venía de ganar el Tour de Flandes. Una Amstel Gold Race que cambió de recorrido para mejorar y favorecer el espectáculo, donde Alejandro Valverde no pilló el corte bueno, a pesar de salir, como en cualquier otra carrera, de favorito. El Movistar, sin embargo, situó a José Joaquím Rojas(quinto en la meta) en el corte bueno, cómo no, impulsado porGilbert a una treintena de kilómetros para el final. En una fuga decisiva en la que también se colocó Ion Izagirre, que cruzó la línea de llegada en séptimo lugar y con el honor, al igual que Rojas, de haber compartido y respirado el mismo aire que Gilbert quien sumó su cuarta victoria en la principal carrera holandesa, en el primer contacto con muros sin adoquines, en el maravilloso mundo de las clásicas de primavera.