Los Juegos Olímpicos de Invierno recalan por primera vez en Corea del Sur. El condado de Pieonchang, situado a menos de 80 kilómetros de la frontera con Corea del Norte, en el famoso paralelo 38, es el escenario. A pesar de los problemas que acechan los días previos a la inauguración del viernes (la competición se extenderá hasta el 25 de febrero, con un aperitivo mañana en curling y saltos), los de Pieonchang prometen ser los mayores Juegos blancos de la historia, superando las cifras previas de Sochi, donde compitieron 2.858 deportistas (aquí serán 2.925) de 88 países (en Corea serán 92). EEUU presenta el mayor equipo, con 242 deportistas (un récord también para ellos), por 226 de Canadá o 111 de Noruega. Un asterisco, y muy grande, hay que poner al lado de las participaciones de Rusia y Corea, países de los que más se ha hablado en las últimas semanas. Rusia, de hecho, no puede participar con un equipo propio tras refrendar el pasado 5 de diciembre el COI la suspensión por el tremendo escándalo de dopaje sistemático que el país de Putin implantó entre el 2011 y el 2015. El COI ha debido llevar a cabo una selección exhaustiva para dejar en 169 la cifra de atletas rusos considerados limpios para participar, bajo bandera olímpica, en Pieonchang.

Trece deportistas representarán a España. Once hombres y solo dos mujeres. Cinco debutantes y una veterana en su cuarta cita olímpica. Dos nacionalizados (el colombiano Felipe Montoya y el ruso Kirill Khalyavin). Tres catalanes, tres vascos, dos madrileños, un aragonés, un andaluz y un cántabro. Siete atletas de nieve y cinco de hielo. Y tres opciones de medalla, ni más ni menos.

Esa es la radiografía del equipo español que acudirá a Pieonchang, disminuido en número con respecto a las anteriores ediciones pero con la ambición de conseguir por fin la tercera medalla olímpica legítima en una edición invernal, tras las ya muy lejanas de los hermanos Paquito (oro en eslalon en Sapporo-72) y Blanca Fernández-Ochoa (bronce en eslalon en Albertville-92). Las tres de oro del tramposo fondista de origen alemán Mühlegg en Salt Lake City 2002, que le duraron unas horas, han quedado en el museo de los horrores del dopaje.

Equipo menguante

Los deportes invernales dan para lo que dan en España. De ahí el magro balance y el carácter menguante del equipo olímpico. En Turín 2006 fueron 16 los seleccionados (7 hombres y 9 mujeres), con Jordi Font rozando la medalla (cuarto) en el novedoso snowboardcross y María José Rienda 13ª en gigante. Cuatro años más tarde, en Vancouver 2010, fueron 18 los seleccionados (10 hombres y 8 mujeres). Queralt Castellet tuvo que retirarse antes de la final de halfpipe por una caída en el calentamiento tras ser tercera en la calificación, y España se fue de Canadá con un modesto 14º puesto del debutante Javier Fernández en patinaje artístico, además de un 15º de Carolina Ruiz en descenso. Y en Sochi 2014, Fernández rozó el bronce (fue cuarto), Lucas Eguibar ganó la final pequeña de snowboardcross (7º) y Laura Orgué acabó 10ª en fondo entre una delegación de 20 atletas.

Para Pieonchang, España se ha quedado sin presencia en esquí femenino, pese a tener una plaza por país, porque ni Núria Pau ni Júlia Bargalló han conseguido los puntos FIS necesarios. La presencia en esquí alpino se limitará a Juan del Campo y Quim Salarich, que entró ayer a última hora. El eje español se ha desplazado del alpino al snowboard y, de alguna manera, de la nieve al hielo, donde Javier Fernández lidera un equipo de cuatro patinadores de artístico en sus terceros Juegos, los mismos que el persistente Ander Mirambell en skeleton. El madrileño de Cuatro Vientos es, a sus 26 años, un veterano que opta seriamente a la única medalla que le falta, tras ganar seis oros europeos consecutivos y dos Mundiales en su esplendorosa carrera, que quiere culminar en Corea del Sur. Su principal motivación será sacarse la espina de su decepcionante cuarto puesto en Sochi.

Las otras opciones

El resto de aspirantes al podio tienen motivaciones aún más potentes. Lucas Eguibar, que cumplirá 24 años el mismo día que desfilará como abanderado en la inauguración, vio en el invierno del 2017 como horas después de ganar dos medallas de plata en los Mundiales de Sierra Nevada fallecía Israel Planas, su implicado entrenador, de un infarto cerebral. El donostiarra tampoco pudo disfrutar de su 7º puesto en Sochi, ya que su hermano Nico había sufrido meses antes un accidente que le mantuvo dos meses en coma.

Queralt Castellet también se ha reconciliado a tiempo con el triunfo. Seis años después del último, ganó el mes pasado una prueba de Copa del Mundo de halfpipe en Snowmass (EEUU) y fue tercera días después en Laax (Suiza). A sus 28 años y en sus cuartos JJOO, la subcampeona mundial del 2015 lo tiene todo para volver a brillar.