Nairo Quintana notaba en el Tour que no era él, como si estuviera poseído por el demonio, como si necesitase un exorcismo, encontrarse a sí mismo y atacar, que es lo suyo. Él por delante y el resto por detrás, para ganar ante la Santina, en los lagos de la Virgen de Covadonga. Y, sobre todo, motivarse dejando tirado a Alberto Contador, subiendo más rápido que Chris Froome para recuperar el jersey rojo de líder que David de la Cruz paseó por Asturias con gallardía tras su exhibición en el Naranco.

En dos subidas de la Vuelta (La Camperona y los Lagos de Covadonga) Quintana ha atacado más que en todo el Tour. En dos jornadas de la ronda española, Froome ha tenido que sufrir y resistir más que en tres semanas de grande boucle. Y, sobre todo, se ha visto mejor ciclismo que durante todo el mes de julio. ¡Gloria a Colombia! ¡Gloria a Kenia! y ¡Gloria a Murcia! con un incombustible, inagotable Alejandro Valverde, situado segundo de la general, tras su compañero suramericano.

La Vuelta va camino, si ya no lo está, de convertirse en un mano a mano entre Quintana y Froome, lo que no se vio en el Tour, un duelo en el que desafortunadamente no parece estar a disposición de Contador. No ha perdido la valentía. Él fue quien desenterró el hacha de guerra en La Huesera, el tramo más duro de los Lagos de Covadonga. Él fue quien se llevó a rueda a Quintana, cuando Froome andaba descolgado pues todavía no le funcionaba la dinamo de un motor, que desde luego no es el del Tour, que necesita un tiempo, como si fuera un viejo diésel, para entrar en acción y para demostrar que ha venido a ganar la Vuelta a España.

LA CONFESIÓN // Pero también fue el Contador que se vino abajo, que no aguantó los cambios de ritmo de Quintana para ser superado también por Froome, por Valverde y hasta por Esteban Chaves y para ponérsele tan difícil la victoria, tanto, que si no fuera Contador ya se daría por imposible. “El balance ha sido malo. He cedido mucho tiempo. Las diferencias son enormes. Nairo me fundió con sus cambios de ritmo y ahora solo espero la jornada de descanso (hoy en Gijón) para recuperarme y aprovechar las oportunidades que quedan”. Así de claro se mostró un Contador que ha ganado las tres rondas españolas que ha corrido.

En el Mirador de la Reina, el segundo tramo duro de la subida, quedó sentenciada la etapa. Allí Quintana se desprendió de un Contador que dijo basta y se fue a por la victoria para convertirse en el tercer colombiano que ganaba en la cima asturiana tras Herrera y Rincón. “Soñé siempre con vencer aquí, en esta montaña tan bonita. Me vi muy bien, pero Froome sigue siendo el favorito. Necesito sacarle tres minutos en toda la montaña que queda para llegar tranquilo a la contrarreloj final”, dijo Nairo, que aventaja a Froome en 58 segundos, con Contador a casi tres minutos.

Si Quintana estuvo magnífico, la ascensión de Froome fue para enmarcar. “Llegó a perder 40 segundos y luego remontó a una velocidad espantosa”, explicó Valverde. Movió los pedales de su bici como si fuera un molinillo y comenzó a pillar corredores uno a uno. Primero al líder De la Cruz, después a Chaves, a Scarponi, que andaba en tierra de nadie. Valverde, advertido de que el británico llegaba por detrás, se reguló y fue el único que le aguantó, antes de pillar y descolgar a Contador. “Ni yo me creo lo que estoy haciendo tras correr Giro y Tour. Aguanté a Froome y solo me quitó tres segundos en la meta”, relató un Valverde super feliz.

Nairo Quintana es ahora el ciclista fuerte de la carrera, ante un Chris Froome que no se entrega, un Valverde que disfruta y un Contador que parece muy lejos de recuperar la chispa que lucía en los viejos tiempos. H