Siempre he dicho que el fútbol alimenta odios y pasiones, euforias y decepciones, ídolos y muñecos de pimpampum... visceralidad pura. La derrota del Villarreal en Getafe ha avivado una sensación de pesimismo acelerada alrededor del equipo de Marcelino, diametralmente opuesta a la que generó el encaramarse en lo más alto de la clasificación durante dos jornadas.

Resté importancia, y hasta relevancia, a la euforia de aquel momento. No me gustó nada el Villarreal de ayer en Getafe, pero tampoco quiero ser catastrofista porque sería exagerar, aunque sí es momento para el análisis de los por qués, que siempre puede atemperar visceralidades tanto de uno como de otro signo.

Antes de empezar la Liga ya les advertí de que una plantilla con tantas caras nuevas y juventud necesitaba un proceso de adaptación. La media de edad del once de Getafe fue de 22,9 años. La mayoría de las novedades estaban relacionadas con el juego de ataque, precisamente, lo que peor está funcionando hasta la fecha. Los buenos resultados le hicieron un photoshop a la realidad. Marcelino tiene una idea de juego y una exigencia a la que futbolistas como Samuel García, Castillejo, Bakambu, Denis o Leo Baptistao deben acoplarse, con el condicionante añadido de la juventud de todos ellos. Al margen, las lesiones complicaron y seguro que habrán retrasado el proceso del que hablaba.

Cuestión diferente es el rendimiento, también por debajo de lo que yo esperaba, de varios futbolistas. O también si la elección del perfil se correspondía a lo que quería o necesitaba el entrenador para desarrollar su idea.

Me refiero, por ejemplo, a que considero que no se ha traído un relevo natural de las características de Cheryshev. Yo esperaba un jugador de ese perfil. Y creo que en el club son conscientes de ello. El internacional ruso es ahora el objetivo número uno para el mercado de invierno como ha venido insistiendo durante los últimos días Ràdio Vila-real, y como quien suscribe también les ha contado, aunque incidiendo en la dificultad de su incorporación. Lo que sí tengo claro es que el Submarino necesita la potencia, la velocidad y el desequilibrio de Chery. Lo precisa el equipo pero todavía más Soldado, un goleador al que hay que darle balones.

Y deben jugar los mejores, sean o no sean de la primera plantilla. Ayer ya se dio un paso con Adrián Marín, el mismo que espero se dé si otros llamados a ser importantes siguen sin dar la talla, con jugadores como Pablo Íñiguez o Alfonso Pedraza por citar a algunos del filial.

En el análisis no obviaré las lesiones que se arrastran de la pasada temporada como es el caso de Mateo Musacchio o las secuelas que han limitado el rendimiento de Bruno Soriano. La vuelta del central argentino parece preparada para el partido de Copa en Huesca de este jueves. Y el de Artana empieza a estar al 100% en este momento, pero el propio jugador debe aprender a dosificarse. Ese el bendito pecado de Bruno y Marcelino quiere convencerle de que no puede estar en todos los frentes.

Y también están los errores que les apuntaba en este Directo en algunas decisiones de la política de fichajes que todavía no he acabado de entender.

Las bajas que sufrió el equipo en Getafe no justifican el pobre rendimiento ni la falta de intensidad y concentración. Si el Submarino quiere ser el bloque competitivo y ganador que admiraba media España debe jugar siempre al 100%. De lo contrario, será un conjunto mediocre o vulgar como el que vi en Getafe.

Y termino ratificando mi fe ciega en el trabajo de Marcelino desde la convicción de que este equipo posee un gran margen de mejora. Ni el culpable del flojo momento amarillo es el fichaje de Bonera, ni tampoco que los Samus no estén a su nivel, ni considero que los males se solucionarán con Cheryshev o con la vuelta de Musacchio.

Quizás sea un poco de la suma de todo esto o de algún otro factor más. Y también de paciencia. A esta crisis del Villarreal se apuntarían 15 clubs de Primera, 22 de Segunda y no se cuantos más del resto de España. Estoy preocupado, lógico, pero no pasa nada que no sea muy anormal, salvo la acumulación de tantos lesionados. Es fútbol. H