El Madrid consiguió la clasificación para los cuartos de final de Copa sin ningún brillo, pues su segunda unidad fue incapaz de imponerse al Numancia (2-2), un equipo que terminó zarandeando al conjunto de Zidane. El 0-3 de la ida propició que el pase a cuartos no peligrara, aunque el público terminó silbando a su equipo, que dio una nueva vuelta de tuerca a una crisis que no parece tener final, antes de recibir el próximo sábado al Villarreal.

El primer encuentro del año en el Bernabéu confirmó el mal momento por el que atraviesa el Madrid, metido de lleno en un una cueva sin fondo. Ni el equipo A en Vigo ni el B frente a un equipo de Segunda lograron mejorar las sensaciones. Ante el Numancia se comprobó que son pocos los jugadores de la segunda unidad que piden paso en los partidos del alta enjundia. Uno de ellos es Lucas Vázquez, autor de los dos goles de su equipo y el único que se metió de lleno en el choque.

Parecía que en medio de la tormenta que asola al conjunto blanco, la Copa iba a ser un punto de inflexión. No fue un bálsamo el torneo del KO porque ver al Numancia asediando la portería de Casilla hasta el último minuto se hizo muy duro para los aficionados que aguantaron el frío para irse casi de vacío y con una sensación más que preocupante.

POCOS PIDEN PASO // El mallorquín formó parte de ella ante el Numancia en un encuentro muy discreto en el que apenas se vieron algunos detalles. Kovacic en la conducción, Asensio en el último pase y Lucas Vázquez, que sigue pidiendo un hueco en el once. El gallego abrió el marcador al cabecear un centro de Carvajal (m. 10). Se animó el Numancia, que igualó el choque tras un excelente contragolpe entre Nieto y Mateu que remató Guillermo con la derecha (m. 45).

Volvió a surgir Lucas Vázquez para deshacer un empate que había levantado los murmullos del público. Un centro de Asensio desde la izquierda lo cabeceó Mayoral para que Lucas marcara con la derecha (m. 59). A partir de ahí, el Madrid desapareció y el Numancia le pasó por encima con tres claras ocasiones antes de que Guillermo marcara el empate con un cabezazo tras centro de Saúl (m. 82).